Capítulo 5. Últimos detalles
Del texto atribuído al CERN:
Ginebra, año 2249
Hoy, el ministro de Cultura ruso pidió hablar con el jefe de la Agencia del Tiempo después de visitar las instalaciones (oficiales) de la Agencia. Esta entrevista no estaba programada pero insistió en verlo porque, a su juicio, no le habían mostrado todo. Pretendió tener un encargo especial del presidente Volponov. Transcribimos aquí lo que dijo y lo que le contestamos, según la grabación de la entrevista:
- Monsieur Benoit, he solicitado visitar la Agencia y me han paseado por varias oficinas, pero se me niega el acceso a la Sección Histórica. Se pretende incluso que no existe tal cosa. Sin embargo, el presidente Volponov me ha explicado que esa sección -por cierto de pocos conocida- está en condiciones de verificar hechos del pasado enviando directamente agentes a presenciarlos o incluso a intervenir en ellos. En mi condición de presidente de la Fundación Romanoff, quiero pedir que me envíen a la Rusia de 1917 para coordinar con nuestros partisanos las acciones necesarias para evitar el asesinato del zar Nicolai.
- Señor ministro, lamento mucho oír ésto. Me veré forzado de presentar una queja formal ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidos. Su presidente, en efecto, ha violado el Tratado de la Agencia del Tiempo, conocido solamente por los jefes de estado del G-20, que los obliga al secreto absoluto en relación a la Sección Histórica, justamente para evitar que se multipliquen solicitudes como la suya.
-¡Pero si pueden hacer lo que me dijo el presidente Volponov, es su obligación impedir las aberraciones de la Historia, como el asesinato del zar y de su familia!
- ¿Y quién ha de juzgar lo que es una aberración histórica? ¿Usted? ¿Sin saber nada de matemáticas históricas ni de física cuántica, ud cree que es posible intervenir y cambiar el curso de la historia?
-¡Vamos! Si alguién puede viajar al pasado, puede hacer lo que le plazca y tendría el deber moral de impedir crímenes...
- Ésto es efectivamente lo que pensabamos cuando creamos la Agencia. Pero la experiencia y los cálculos posteriores han demostrado que es imposible cambiar el curso de la Historia. Sólo pueden ser borrados o provocados hechos sin importancia y pueden ser frenados o acelerados hechos apenas más significativos. Cuando podemos, tratamos de reducir el número de víctimas inocentes. Pero nuestro Protocolo de Intervención nos prohibe causar daño -por motivos éticos- y las propias reglas del Tiempo hacen imposible la realización de acciones que afecten el curso de la Historia. Piense ud que si ésto fuese posible se podrían producir efectos tales que la Agencia podría no llegar a existir ni ud tampoco y, por lo tanto, dichas acciones no habrían podido ocurrir. ¡La Historia se proteje a sí-misma, señor Rostov. ¡Ud no puede evitar la muerte del zar!
La última anotación era de 2253:
Gilles de Rais no ha vuelto en la fecha en que lo esperabamos. Han pasado ya varios meses. Dudamos ahora de que pueda realmente volver. Hoy existen indicios de que la Agencia ya no existirá dentro de ocho siglos. Quizás fue realmente él el que llegó tarde a la ejecución de Juana, como consta en la historia.
Desde hace un año, en efecto, todos los agentes que hemos enviado a una distancia de 400 a 500 años han regresado a los pocos minutos de haber sido enviados. Hemos intentado enviarlos a años diferentes pero el resultado siempre ha sido el mismo. No entendemos la razón y ellos no la pueden explicar: alcanzan apenas a ver el cambio de lugar y son regresados. El último agente que volvió con información es el que asistió a la batalla de Yorktown, en 1781.
Los ingenieros han verificado todo una y otra vez. Todo sigue funcionando como siempre aquí. La explicación podría encontrarse en el futuro. Como el retorno depende de la Agencia futura, quizás hayan decidido suspender el proyecto. Es la única forma posible para ellos de avisarnos, ya que no pueden enviar ninguna información con nuestros agentes. Así, solo podemos seguir explorando hasta fines del siglo XVIII.