26/7/11

Los Seis - 5.1

Capítulo 5. ¿Tráfico de órganos?

Servais recibió otro llamado telefónico.
- Jefe -le decía Remi-, acaban de avisarnos de otro asesinato con la marca del 6. La mujer está en la morgue. Pero me parece que algo no encaja, o bien el asesino muestra otra finalidad. Será mejor que vaya a verla.
- De acuerdo. Juntémonos ahí en media hora, y me pondrás al tanto.

Cuando estuvieron ante la bella joven, Remi levantó la sábana y mostró al comisario la cicatriz que había llamado su atención: a la derecha, a la altura de la cintura. Estaba claro que no había tenía tiempo para cicatrizar.
- Ninguna de las otras tenía este tipo de cicatriz. ¿Qué podría ser? -preguntó al médico forense.
- Esta mujer sufrió una intervención poco antes de morir. O quizás murió a raiz de la misma, porque no encontré ningún signo visible de agresión. No podré contestar antes de abrirla.
- Vale. Me gustaría tener su informe cuanto antes.

Y, dirigiéndose a su subordinado:
- ¿El resto es idéntido?
- Puede ver ud mismo que tiene el mismo tatuaje, pero en el otro seno.
- Así, pues, o bien el asesino es el mismo e hizo un cambio, o bien se trata de un imitador muy bien informado.
- Las dos cosas son posibles. La prensa dió mucha publicidad a estos casos.
- Lo que desgraciadamente no es muy bueno para nosotros y facilita las imitaciones. Fuera del tatuaje y la cicatriz, ¿hay alguna otra diferencia?
- La fecha no tiene relación alguna con el número seis, pero quién sabe si ésto es importante. Tendremos que revisar los detalles de los casos anteriores para profundizar en la comparación. Y, sí, hay aún otra cosa: el periodista no llegó antes que nosotros esta vez.
- No lo habrán avisado. O el asesino actual podría no saber nada de este hecho. Es muy posible que sea un imitador.
- Nos queda esperar el informe de la autopsia y la identificación de la mujer.

El día siguiente, Servais recibía el informe. El hígado había sido removido. La mujer había sido cosida después sin grandes recauciones et había muerto por falta de soporte vital durante la operación. En resumen, la habían asesinado para obtener su hígado. Ésto sugería claramente un tráfico de órgano particularmente cruento y criminal.

El comisario se conmovió. Ésto no era nada común en el país y no encajaba en el análisis que había realizado de los acasos anteriores. Pero si el hígado había sido sacado, debió ser implantado en otra persona. Pidió inmediatamente a todas las oficinas de la PJ que visitasen a los hospitales y clínicas para identificar a los pacientes que hubiesen recibido un hígado el día o la noche anterior.

Unas horas más tarde le llegaban las respuestas: había habído cinco trasplantes de hígado en el país pero, solamente en la clínica Sint Rafael, de la ciudad de Leuven, un paciente había recibido un hígado de un origen no registrado. Habían señalado que su médico tratante lo había obtenido de un donante anónimo después de verificar su compatibilidad. Servais ordenó inmediatamente buscar al médico e interrogarlo. Por otra parte, la víctima había sido identificada como Florence Cloquet, una azafata de la línea Air France. Debería haber salido el miércoles en vuelo hacia París, pero no se había presentado.

Trompel, ignorando todo del nuevo caso, se puso de nuevo a seguir a su vecino en su siguiente día libre. Extrañamente, ese día salió más tarde y no se dirigió hacia el bosque. Abordó un bus, lo cual complicó mucho al detective, pero, siempre disfrazado, logró subirse al mismo sin ser reconocido. El sospechoso se bajó en la Estación Central, donde compró un pasaje para la cercana ciudad de Lovaina (Leuven). Allí, se dirigió a la Clínica San Rafael, donde fue a visitar a un paciente. Le fue imposible a Trompel averiguar a quién había ido a ver.

Estaba aún vigilando el hospital cuando sonó su teléfono móvil. Era su antiguo jefe que lo invitaba a pasar a su oficina de la PJ. Trompel le explicó que estaba en Lovaina, porque le había llegado un soplo acerca de un posible sospechoso y que lo estaba siguiendo, por lo que quedaron en juntarse el día siguiente.

Posteriormente, Bonnier almorzó en un restorán cercano y luego volvió a su casa.

La noche anterior, después de conocer el último informe de autopsia y de repasar todo el caso, Servais había regresado a su casa a la hora habitual cuando no tenía nada urgente que hacer. Había cenado con su mujer y sus dos hijos y se había puesto a ver televisión. Su hijos, adolescentes, se había retirado a sus cuartos y su mujer se fue a acostar a las 10PM. Él se quedó porque a esa hora daban un episodio de la serie "Puerta a las estrellas", que le gustaba mucho. Pero estaba muy cansado.

De repente sintió el timbre de la puerta y se fue a abrir. Se encontró con un desconocido y, sin saber por qué, sintió que era de confianza y lo dejó entrar en el vestíbulo. Ahí, el desconocido -que sin embargo le parecía familiar- empezó a comentar los asesinatos de la serie que investigaba y a señalarle varias pistas. Quedó convencido de que le estaba dando la solución... Entonces abrió los ojos y vió que la serie de televisión estaba finalizando. ¿Había soñado todo o se había quedado dormido después de atender al desconocido? No pudo decidir al respecto. Y también se lamentaba de haber olvidado ya algunos datos cruciales que le había dado su visitante. Se acostó, pero durmió muy mal, despertando más de una vez y tratando cada vez de recordar detalles de la "visita". Pero al despertar en la mañana estaba seguro de una cosa: ncesitaba reunirse con Remi y con Trompel, porque entre los tres tenían sin duda todos los elementos para resolver el caso.
Ésta fue la razón de su llamada a Trompel pero, como éste no estaba en Bruselas, debió dejar la reunión para el día siguiente.