7/9/10

La conspiración 6.4.

Información de prensa
  • Bruselas, 7 de noviembre. (BELGA) - El edecán real Henri de Burlet fue víctima de un intento de asesinato cuando salía en su automóvil de su domicilio en Braine-Le-Château. Un motociclista alcanzó su vehículo y le disparó. Pero el chofer vió que el motorista sacaba un arma al acercarse al auto y frenó brutalmente para luego emprender la persecución de la moto. El edecán, que es coronel del Ejército, sacó su arma y disparó, hiriendo a su agresor, el que se estrelló luego contra un poste. Ha sido derivado al hospital local donde está siendo operado y permanecerá bajo vigilancia policial.

El jueves, pasadas las seis, Trompel estaba en la cafetería donde le había citado Paula Darbée. Instalado cerca de las vitrinas, la vió llegar de lejos y se alegró al ver que venía vestida con un abrigo corto sobre una alegre falta de color claro, que le daba un aire mucho más juvenil. Siempre la había visto con chaqueta y pantalones. Y admiró así unas piernas que le parecieron exquisitas y le activaron un inesperado flujo de testosterona. Cuando entró, le hizo señas y, cuando llegó a su mesa, se dieron un beso y él la felicitó por su aspecto.
- ¡Cambiaste de estilo! Nunca te había visto con vestido. Es encantador.
- ¡Gracias! Es que no vengo del Parlamento. Allá, siempre voy de pantalones, como en las asambleas de campaña también. Una simple precaución. ¡Hay demasiado voyeristas!
- ¿También en la Cámara?
- ¿Acaso no los conoces? ¡Tantos "viejos verdes"!
- Es que no tengo tu experiencia. Desde la galería, es difícil observar la calidad de las miradas...
- Bueno, dejemos este tema. Me alegra verte. Pero supongo que tienes alguna razón para este llamado. ¿Y me equivoco si pienso que tiene algo que ver con el asunto de los brazaletes electrónicos?
- Me habría gustado llamarte sin tener razón alguna. Pero tienes razón: debes haber leído lo que escribí en el diario. Y quería preguntarte si sabes dónde obtuvieron la información y por qué se atrevieron a lanzarla sin comprobarla justo antes de las elecciones. Es evidente que resultó ser un truco de propaganda.
- Tienes razón en que fue una artimaña propagandística. Y lo que ocurrió no me gustó. Si la información era falsa, quedaremos desprestigiados. Daems nos acaba de contar lo que pasó. Vengo de la reunión de dirigentes y candidatos elegidos. Había recibido la información del general Bertrand, que la tenía de un experto que había trabajado en la misma compañía que fabrica los equipos. Pero lo que no sabía era que los computadores centrales no están unidos a ninguna red, por lo que es imposible hackearlos y que la única forma de deshabilitar el sistema consiste en apagar al mismo tiempo todos los computadores que, por seguridad, no están todos en el mismo lugar. Fue engañado por ese experto, que le había convencido de que era fácil corromper el sistema, accediendo por Internet, y que le había prometido demostrárselo en esos días para convencer a las autoridades de cambiar de proveedor.
- Es mala política confiar en un trabajador que cambió de empresa, y peor aún lanzar la acusación sin verificarla. Me extraña de parte de Bertrand.
- Yo creo que el mayor error ha sido de Daems. Lo que le dijo Bertrand lo entusiasmó. Vió ahí la oportunidad de dar un golpe noticioso que nos sería favorable y se equivocó. En grande. Te da una idea de lo atrevido que es. Creo que puede seguir haciendo daño al partido de este modo. Necesitamos alguién más ponderado.
- ¿Hay algún candidato?
- No lo veo. Detrás del trono están Durand y Bertrand. Ellos tiran de los hilos sin mostrarse. La mayoría de la gente no lo sabe, pero nada se hace -creo yo- sin que ellos den su acuerdo.
- ¿Tanto poder tienen?
- Controlan las finanzas del partido. Todo el dinero pasa por el banco Lambermont. Y Bertrand es quién mejor maneja la información sobre el tema de la delincuencia y de la seguridad pública que, como sabes, está en el centro de nuestra política.
- ¿Y son también, sin duda, fervorosos partidarios de la "republicanización" del país?
- Por cierto.
- ¿Ésto no te inquieta?
- Me parece natural. ¿Qué partido puede sobrevivir sin financistas? Y si tenemos gente importante que comparte nuestro ideal republicano e igualitario, ¿qué mejor?
- Tienes razón. Creo que me dejé llevar por mi disgusto por este error de juicio con los brazaletes. Pero me parece muy grave que el presidente del partido se deje llevar al punto de cometer tamaño error. Concuerdo plenamente contigo en que haría falta un cambio.
- Habrá un congreso general del partido un poco antes de las elecciones federales. Quizás logremos un cambio. Estoy pensando en sondear a nuestros nuevos diputados. Entre todos, quizás logremos el peso necesario. Y quizás surja un nuevo líder gracias a nuestra presencia reforzada en la Cámara.
- ¡Ojalá!

Trompel ya había obtenido la información que buscaba. Terminado el "trabajo", podía pasar a asuntos más desinteresados. Invitó nuevamente a su amiga a cenar en el City2 y, después de pasear por la rue Neuve y vitrinear en el centro comercial, subieron al restorán, dedicando la conversación a algunos programas de televisión, a recuerdos de infancia y otros temas íntimos. Estaba claro que se profundizaba su amistad y que se sentían mutuamente atraídos. Esto se hizo aún más patente cuando ya iban a separarse: buscaron en qué momento podían volver a encontrarse, solo para salir juntos de paseo. Y convinieron en encontrarse el domingo en la tarde. El PNI le dejaba a Darbée ese domingo libre para descansar de la campaña electoral. Pero después, debía volver a pensar en reuniones de partido y en la futura campaña para las elecciones federales. "A no ser que me quieras acompañar en actividades de campaña", le dijo, medio en broma, a Trompel. "¿Y por qué no?" le contestó éste aunque, por cierto, no sabía si su jefe lo dejaría ni si quería comprometerse a este punto con un proyecto "republicano" que no compartía en absoluto.