20/12/11

CURAS - 3.2


Pasaron otros tres días y un nuevo asesinato se registró, esta vez, en el pequeño pueblo de Olne, cerca de Lieja, a unos 88km de Temploux y 117km de Bruselas. Ésto extendía cada vez más el rango de acción del asesino, si se trataba del mismo. Cabía la duda, porque la víctima no era el párroco del lugar. Era un jubilado cuya esposa era profesora en el vecino pueblo de Nessonvaux, donde la oficina de la policía recibió la foto con el número 4, lo cual extrañó a los investigadores. Servais fue puesto al tanto debido a la foto. Sin ella no habría sido informado ya que no se habría considerado el crímen como parte de la serie. ¿Por qué formaba parte de ella?

Trompel abrió la página del blog "pedojuzgados" y buscó los agregados. Había en efecto un nuevo video, que era más largo que los anteriores. No se había grabado el sonido pero se veía que la víctima hacía gestos de denegación antes de caer sangrando. Lo comentó a su jefe y éste lo envió a conversar con la viuda. Ésta le informó que se había casado ocho años antes y confesó que su marido había sido, anteriormente, sacerdote y profesor de religión en el colegio San Francisco Javier, de Lieja. No sabía de acusaciones de pedofilia o abusos en su contra. El detective fue entonces al colegio, donde entrevistó al director. Pero éste le dijo que solo estaba a cargo desde hace cinco años y no sabía nada del período anterior. Le dió el nombre y la dirección de su predecesor, ahora jubilado, y residente en la vecina comuna de Jupille.

Trompel, que sabía lo laberíntico que eran las salidas de Lieja, decidió ir a la oficina local de la PJ a pedir un vehículo y el acompañamiento de un inspector local. Con un novato al volante, llegó así sin dificultad al domicilio del ex-director.
- Lamento mucho que el señor Suikerberg haya tenido tan triste final -le dijo éste, después de ser informado-. Era muy cariñoso con todos y lamentamos mucho que haya dejado el sacerdocio.
- ¿Había sido acusado de abusos con los niños o de pedofilia?
- Efectivamente y creo que éstas fueron parte de las razones que tuvo para retirarse, un retiro que fue voluntario. No se trató de un castigo. Pero las acusaciones nunca fueron formalizadas, aunque no sé si se volvieron a formular en el marco de la actual campaña de denuncias.
- ¿Podría el colegio tener archivos al respecto?
- No lo creo. Como le dije, no hubo formalización. Recuerdo que se conversó del tema en un par de reunión de apoderados pero, como el padre se retiró de inmediato y las denuncias eran pocas y difíciles de verificar, los apoderados acordaron no proceder más.
- ¿Recuerda los nombres de los acusadores?
- Después de tanto tiempo, no, lo siento. La única forma de saber algo sería consiguiendo las listas de apoderados de hace ocho y nueve años y entrevistarlos.
- Gracias. Lo tendremos en cuenta. Pero es en efecto posible que los propios alumnos abusado -si ocurrió- hayan presentado ahora sus quejas. Y que el asesino se haya enterado. Como sin duda sabe por la prensa, alguién está persiguiendo y matando a sacerdote acusados, y éste ya es el cuarto.

Como estaba cerca de Lieja, Trompel, al volver a esta ciudad, pidió una entrevista con el obispo del lugar. Quería pedirle información tanto acerca de la última víctima como acerca del papel de la señora Lemie y, en particular, si podía haber tenido acceso a la lista de sacerdotes acusados. El obispo le dió muy buenas referencias de la mujer y se extrañó de su desaparición, especialmente de que hubiese avisado a su marido que había sido llamada a Lieja cuando no era efectivo. También se confesó tan espantado por los asesinatos como por las conductas impropias de los sacerdotes. Interrogado especialmente acerca de la lista de acusados, reconoció que era posible que la habiese tenido sobre su escritorio un día en que Martine Lemie estuvo en el obispado. No era imposible que la hubiese visto e incluso fotocopiado a escondido en un momento en que él no estaba, ya que tenía una impresora multifuncional. Así quedaba confirmada una posible fuente y el posible involucramiento de la mujer en los crímenes.

De vuelta en Bruselas, se hizo una nuevo balance de la situación. La señora Lemie pasaba definitivamente de posible secuestrada a posible cómplice o incluso asesina. Como no habían encontrado señal alguna de su presencia, sola o acompañada, en ninguno de los hoteles cercanos a los lugares de los crímenes, se le ocurrió a Servais que podía estar utilizando una residencia móvil, como un "mobilhome". Trompel fue enviado a consultar a las pocas empresas que arrendaban este tipo de vehículos en Bruselas, llevando la foto de la mujer. Pero no tuvo el resultado esperado: nadie había visto a esta mujer y, peor aún para él, ningún mobilhome había arrendado en los días más próximos a la fecha del primer asesinato.