- La "cura" es la sanación de una enfermedad. Pero "el cura" es un sacerdote. Ambos sentidos son válidos aquí. ¡Descubra en qué sentido!
Como hacía algunas veces cuando se levantaba temprano y nada lo esperaba con urgencia en la oficina, Jef Trompel había ido a misa a la parroquia de Santa Gertrudis que le quedaba cerca. Desde que el templo había sido demolido por su inseguridad, el oficio se hacía en el salon parroquial contiguo. Al llegar, vió que, en el muro del local, alguién había escrito "El diablo inventó Internet" y otro había agregado "No existen ni Dios ni el diablo".
Contrariamente a la costumbre, pasaban los minutos y el cura no aparecía. Finalmente, se presentó el sacristán, que anunció que no habría misa porque el sacerdote había tenido un accidente. La forma en que lo dijo convenció a Trompel de que algo muy inusual estaba ocurriendo. Así que se dirigió hacia la sacristía y alcanzó al sacristán. Le mostró su credencia de la PJ y le preguntó qué había pasado en realidad.
- Lo acaban de encontrar medio desangrado en la casa parroquial. Llegó la ambulancia pero los paramédicos dijeron que era demasiado tarde. Había muerto. Ya se ha avisado a la policía pero no sé si ya llegaron. Ud podría ir por allá, ya que es inspector.
Trompel salió entonces para concurrir a la casa parroquial de la calle de Santa Gertrudis, que quedaba a la vuelta. Estaba entrando en la oficina donde estaba el sacerdote cuando sonó su móvil. Era el comisario Servais.
- Me acaban de avisar que el párroco de Santa Gertrudis fue asesinado. Como vives por ahí cerca, ¿podrías encargarte? Ya avisé a la morgue y a los del laboratorio técnico.
- Ya estoy en la escena, jefe. Fuí a misa y me avisó el sacristán. La vista no es muy agradable. Cuando terminen los técnicos me iré a la oficina y le daré mi informe.
Un par de horas mas tarde rendía cuenta de lo observado ante su jefe.
- El sacerdote fue ultimado de un balazo en el pecho, a corta distancia. Sin duda conocía a su agresor y éste sacó quizás la pistola en forma sorpresiva. La puerta no había sido forzada. Los técnicos levantaron huellas y las van a comparar con las del cura y de su empleada. Ella fue quién descubrió el cuerpo cuando llegó a trabajar, a primera hora, y avisó a la policía y al sacristán. Es una mujer mayor, que se encarga de la cocina y de la limpieza, todas las mañanas de lunes a viernes.
- Bien. Esperaremos los resultados del laboratorio y de la autopsia.
Mientras tanto, en un vehículo que salía de la ciudad...
- Vengo llegando del Congo, porque dejaron de pagarnos -dice el hombre à la mujer que lo acompaña-. Y me encuentro con toda esta suciedad de los curas. Y tú, sirviéndolos y poniéndole incluso los cuernos a tu marido con un obispo.
- Solo soy su amigo...
- Claro, con muchas ventajas, especialmente nocturnas...
- Me quedaba en su casa porque era demasiado tarde para volver a Bruselas, después de revisar su contabilidad. ¿Cómo supiste que me quedaba ahí?
- Tengo un amigo cuyo hermano es secretario del obispo. ¿O crees que uds son tan inteligente que nadie iba a darse cuenta.
- Pues ésta es una calumnia.
- ¿ Acaso el obispo no ha sido acusado y expulsado?
- Estás equivocado. Fue el obispo de Brujas el denunciado y castigado. Yo ayudo al obispo de Lieja, que es un viejo amigo de mi marido.
- Y ahora te encuentro en la casa del párroco de Santa Gertrudis. ¿También te acostaste con él?
- Estás loco. Sabes muy bien que vivimos aquí cerca. Es nuestra parroquia y yo le ayudaba con las cuentas de las obras sociales.
- Quizás tengas razón. Solo hay tres tipos de curas: los que se acuestan con mujeres, los que lo hacen con hombres y los que se acuestan con niños. Me importa poco lo que hagan adultos, pero los pervertidos deben pagar sus crímenes.
- En ésto estamos de acuerdo.