El día 1 de octubre, bomberos y policías fueron llamados de urgencia al Palacio de Justicia. Numerosas personas se estaban asfixiando y los menos afectados denunciaban un fuerte olor a cloro. Los bomberos entraron con máscaras de gas para rescatar a los que no podían salir por sus propios medios. Había no menos de cien muertos y una veintena de víctimas en grave estado, con pústulas en la piel y dificultades para respirar.
Los sobrevivientes que lo necesitaban fueron trasladados en ambulancia al cercano Hospital Saint-Pierre donde los médicos diagnosticaron envenenamiento con cloro. El cloro es un gas amarillo-verdoso que ataca las mucosas y la piel y había sido usado como arma en la Primera Guerra Mundial. Se trataba claramente de un ataque químico.
En una primera revisión, la policía, pensando en bombonas como las utilizadas en la industria, no pudo encontrar la fuente del gas. Hasta que uno de los policías, encontrando una lata de "ExiCola" en el suelo trató de aplastarla con el pie para luego echarla en un basurero. Pero la lata resistió su peso, lo cual le llamó la atención. La recogió y la examinó de más cerca, descubriendo que tenía un segundo contenedor, interno, muy resistente. Y aún despedía un poco de olor a cloro. Esta lata fue enviada al laboratorio y se dió la orden de recoger todas las latas de bebidas que se encontraran en el Palacio.
El laboratorio confirmó que éstas habían sido la fuente del gas. Camuflaban pequeñísimas bombonas de gas con un diminuto detonador basado en un oscilador de quarzo que hacía las veces de reloj. Al cumplirse los 'tics' preprogramados, se levantaba una aguja que liberaba el gas. Era un mecanismo sofisticado pero no en sí extraordinario. Pero un atentado de este tipo solo podía haber sido preparado por un grupo muy bien organizado y con excelente recursos.
El día siguiente, la prensa daba cuenta del atentado con grandes titulares, pero sin informar acerca de las latas de bebidas, información que se reservó la policía para no causar pánico y aversión a este tipo de producto. Un rápido muestreo en supermercados había mostrado que no existía ninguna lata de este tipo en el comercio. Habían sido colocadas sin duda por los agentes terroristas solamente en el Palacio de Justicia.
Daems había llamado a conferencia de prensa para la misma tarde de ese día. Su declaración sorprendió a los periodistas.
- Habíamos advertido de esta amenaza pero las autoridades no nos prestaron atención -dijo.
- ¿Sabían del gas? ¿Del Palacio de Justicia?
- ¡No! Solamente que se atacaría a algún órganismo judicial.
- ¿Cómo lo supieron?
- Como uds saben, numerosos miembros de la comunidad musulmana pertenecen a nuestro partido. La advertencia nos llegó a través de los contactos que aún mantienen con familiares en sus países de origen.
- ¿Qué decía esta advertencia?
- En síntesis, que la justicia belga no estaba a la altura de los deseos de Alá y que sería severamente castigada.
- ¿A quién informaron?
- El mensaje fue transmitido a la DST. Uds mismos pudieron observar que no se tomó ninguna precaución especial. ¡Éste es el nivel de seguridad en nuestro país! Y no estamos dispuestos a seguir en esta indefensión. Aumentar la protección ciudadana es uno de los objetivos más importantes de nuestro partido.
Siguieron algunas consultas que Daems aprovechó para seguir criticando al gobierno y promover los objetivos de su partido.
El comisario Servais escuchó esa noche parte de la declaración de Daems en el informativo de televisión y la volvió a escuchar completamente el día siguiente en la grabación hecha por el agente que había asistido al encuentro con la prensa. Se puso furioso. ¿Si el PNI había advertido a la DST, por qué no había sido informado? ¿Y desde cuándo el PNI servía de canal informativo para terroristas? ¿No sería otra jugada del partido? Tomó el teléfono y llamó a su contraparte de la DST.
- Solo recibimos un mensaje anónimo -le contestaron.- Nada indicaba que venía del PNI. Y su texto era a la vez críptico e increíble. Decía que "Bin Laden nos manda anunciar que la Luna Roja bañará de sangre a la corrupta justicia belga." Nunca se ha sabido que Bin Laden se interesara por Bélgica y no conocemos nada llamado "Luna Roja", salvo el "Creciente Rojo" que es el equivalente de nuestra Cruz Roja. ¿Qué podíamos hacer?
La respuesta le aclaró la situación. La DST no podía hacer nada y era evidente que el PNI había manipulado a los medios. Pero debió conocer ese mensaje o incluso haberlo enviado. ¿Estaría complicado en el atentado? Era otro antecedente por agregar en el dossier del PNI. Dadas las declaraciones públicas de Daems, se veía obligado a interrogarlo, así que le mandó una citación.
El interrogatorio de Daems fue incómodo para los dos, el policía y el político. Este último se ceñía estrictamente a lo que había dicho en su conferencia de prensa y se rehusaba tercamente a dar cualquier otro detalle, alegando no saber más. Servais le dejó claramente advertido de que lo podrían demandar por obstrucción a la justicia, pero ésto no amilanó al presidente del PNI. Éste, en realidad, no sabía mucho más y no podía revelar lo poco que sabía: había recibido de Bertrand una copia del mensaje poco después del atentado, con la información de que había sido enviado a la DST y con la instrucción de llamar a conferencia de prensa para informar de ello en beneficio del partido.
Mientras tanto, varios inspectores habían interrogado a los sobrevivientes del Palacio de Justicia. No había distribuidores de bebidas en el edificio, así que era importante descubrir cómo habían llegado ahí esas latas. Quienes habían estado de paso ahí no pudieron aclarar nada. Pero algunos jueces declararon que, a primera hora del día, poco antes del atentado, había pasado por ahí un promotor de una nueva bebida cola, ofreciendo latas gratuitas. Estos jueces no las recibieron y se extrañaron de que dicho promotor estuviera recorriendo el palacio. Pero sabían también que la seguridad era bastante deficiente. La mayoría de los muertos eran los o las secretarias de los jueces, que habían aceptado la bebida, así como las personas que estaban en las salas de los tribunales, donde se encontraron latas debajo de los asientos.
Los testigos fueron puestos a contribución para realizar un retrato robot del terrorista, pero no se podía hacer mucho más: el palacio no contaba con cámaras de vigilancia (* Se decidió su instalación recien en 2009). En cuanto a la bebida, todas las latas llevaban la marca "ExiCola" y decían provenir de Argel. Parecían, por lo tanto, efectivamente ligadas a algún movimiento islámico. ¿Cómo había llegado? ¿La adulteración se había hecho en Argel o en alguna otra parte? ¡Ésto sería muy difícil de establecer!
Los sobrevivientes que lo necesitaban fueron trasladados en ambulancia al cercano Hospital Saint-Pierre donde los médicos diagnosticaron envenenamiento con cloro. El cloro es un gas amarillo-verdoso que ataca las mucosas y la piel y había sido usado como arma en la Primera Guerra Mundial. Se trataba claramente de un ataque químico.
En una primera revisión, la policía, pensando en bombonas como las utilizadas en la industria, no pudo encontrar la fuente del gas. Hasta que uno de los policías, encontrando una lata de "ExiCola" en el suelo trató de aplastarla con el pie para luego echarla en un basurero. Pero la lata resistió su peso, lo cual le llamó la atención. La recogió y la examinó de más cerca, descubriendo que tenía un segundo contenedor, interno, muy resistente. Y aún despedía un poco de olor a cloro. Esta lata fue enviada al laboratorio y se dió la orden de recoger todas las latas de bebidas que se encontraran en el Palacio.
El laboratorio confirmó que éstas habían sido la fuente del gas. Camuflaban pequeñísimas bombonas de gas con un diminuto detonador basado en un oscilador de quarzo que hacía las veces de reloj. Al cumplirse los 'tics' preprogramados, se levantaba una aguja que liberaba el gas. Era un mecanismo sofisticado pero no en sí extraordinario. Pero un atentado de este tipo solo podía haber sido preparado por un grupo muy bien organizado y con excelente recursos.
El día siguiente, la prensa daba cuenta del atentado con grandes titulares, pero sin informar acerca de las latas de bebidas, información que se reservó la policía para no causar pánico y aversión a este tipo de producto. Un rápido muestreo en supermercados había mostrado que no existía ninguna lata de este tipo en el comercio. Habían sido colocadas sin duda por los agentes terroristas solamente en el Palacio de Justicia.
Daems había llamado a conferencia de prensa para la misma tarde de ese día. Su declaración sorprendió a los periodistas.
- Habíamos advertido de esta amenaza pero las autoridades no nos prestaron atención -dijo.
- ¿Sabían del gas? ¿Del Palacio de Justicia?
- ¡No! Solamente que se atacaría a algún órganismo judicial.
- ¿Cómo lo supieron?
- Como uds saben, numerosos miembros de la comunidad musulmana pertenecen a nuestro partido. La advertencia nos llegó a través de los contactos que aún mantienen con familiares en sus países de origen.
- ¿Qué decía esta advertencia?
- En síntesis, que la justicia belga no estaba a la altura de los deseos de Alá y que sería severamente castigada.
- ¿A quién informaron?
- El mensaje fue transmitido a la DST. Uds mismos pudieron observar que no se tomó ninguna precaución especial. ¡Éste es el nivel de seguridad en nuestro país! Y no estamos dispuestos a seguir en esta indefensión. Aumentar la protección ciudadana es uno de los objetivos más importantes de nuestro partido.
Siguieron algunas consultas que Daems aprovechó para seguir criticando al gobierno y promover los objetivos de su partido.
El comisario Servais escuchó esa noche parte de la declaración de Daems en el informativo de televisión y la volvió a escuchar completamente el día siguiente en la grabación hecha por el agente que había asistido al encuentro con la prensa. Se puso furioso. ¿Si el PNI había advertido a la DST, por qué no había sido informado? ¿Y desde cuándo el PNI servía de canal informativo para terroristas? ¿No sería otra jugada del partido? Tomó el teléfono y llamó a su contraparte de la DST.
- Solo recibimos un mensaje anónimo -le contestaron.- Nada indicaba que venía del PNI. Y su texto era a la vez críptico e increíble. Decía que "Bin Laden nos manda anunciar que la Luna Roja bañará de sangre a la corrupta justicia belga." Nunca se ha sabido que Bin Laden se interesara por Bélgica y no conocemos nada llamado "Luna Roja", salvo el "Creciente Rojo" que es el equivalente de nuestra Cruz Roja. ¿Qué podíamos hacer?
La respuesta le aclaró la situación. La DST no podía hacer nada y era evidente que el PNI había manipulado a los medios. Pero debió conocer ese mensaje o incluso haberlo enviado. ¿Estaría complicado en el atentado? Era otro antecedente por agregar en el dossier del PNI. Dadas las declaraciones públicas de Daems, se veía obligado a interrogarlo, así que le mandó una citación.
El interrogatorio de Daems fue incómodo para los dos, el policía y el político. Este último se ceñía estrictamente a lo que había dicho en su conferencia de prensa y se rehusaba tercamente a dar cualquier otro detalle, alegando no saber más. Servais le dejó claramente advertido de que lo podrían demandar por obstrucción a la justicia, pero ésto no amilanó al presidente del PNI. Éste, en realidad, no sabía mucho más y no podía revelar lo poco que sabía: había recibido de Bertrand una copia del mensaje poco después del atentado, con la información de que había sido enviado a la DST y con la instrucción de llamar a conferencia de prensa para informar de ello en beneficio del partido.
Mientras tanto, varios inspectores habían interrogado a los sobrevivientes del Palacio de Justicia. No había distribuidores de bebidas en el edificio, así que era importante descubrir cómo habían llegado ahí esas latas. Quienes habían estado de paso ahí no pudieron aclarar nada. Pero algunos jueces declararon que, a primera hora del día, poco antes del atentado, había pasado por ahí un promotor de una nueva bebida cola, ofreciendo latas gratuitas. Estos jueces no las recibieron y se extrañaron de que dicho promotor estuviera recorriendo el palacio. Pero sabían también que la seguridad era bastante deficiente. La mayoría de los muertos eran los o las secretarias de los jueces, que habían aceptado la bebida, así como las personas que estaban en las salas de los tribunales, donde se encontraron latas debajo de los asientos.
Los testigos fueron puestos a contribución para realizar un retrato robot del terrorista, pero no se podía hacer mucho más: el palacio no contaba con cámaras de vigilancia (* Se decidió su instalación recien en 2009). En cuanto a la bebida, todas las latas llevaban la marca "ExiCola" y decían provenir de Argel. Parecían, por lo tanto, efectivamente ligadas a algún movimiento islámico. ¿Cómo había llegado? ¿La adulteración se había hecho en Argel o en alguna otra parte? ¡Ésto sería muy difícil de establecer!