2020 AC | 2020 DC | |
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Thorn no podía explorar todo el bosque: los hombres del clan nunca habían llegado a su otra orilla. Incluso recorrer la zona en que acostumbraban cazar tomaría mucho tiempo. Estimó que, de todos modos, si hubiesen huellas anormales, debería ser en la proximidad de la cueva y dedicó por lo tanto toda una jornada a recorrer este sector. Pero no encontró nada. Propuso entonces a Hoofd poner ahí trampas, en caso de que el asesino volviese. Las señalizarían de un modo que solo los miembros del clan las advirtiesen.
| Weinbraith estudió la situación. Un proceso normal de búaqueda con un sniffer, incluso con un programa de inteligencia artificial como el que podía instalar, podría requerir años por la vía normal dada la cantidad de canales y de mensajes por filtrar. En realidad virtual, ésto se traducía por un enorme entrelazado de autopistas, de rutas locales e incluso de senderos, recorridos por todo tipo de medios de transporte, desde peatones hasta coches de carrera. Sin olvidar los corredores que intentaban algunas veces hacer cross-country, atravesando campos y bosques para ir de un poblado a otro. Todos portaban bloques de información, como piezas de Lego, que formaban -a su llegada- desde cortos mensajes SMS hasta enormes aplicaciones científicas o comerciales. Y todos podían llevar polizontes: virus de todo tipo. Pero era tarea de los clientes tener guardias para detectarlos, mientras la Netpolice debía ocuparse de los peleadores y terroristas. | |
De lo que Thorn estaba convencido era que no podría buscar las huellas de un animal. Las huellas entre el río y el cadáver de Adhir eran claramente las de hombre. Como no iban más lejos, debería buscar otros rastros de pasos humanos fuera de la cueva. Si alguién, adentro, estaba implicado, debería determinarlo de otra forma. | Weinbraith conectó el casco de realidad aumentada al terminal de la celda CC-13 que estaba conectado ahora al gran Craymax destinado a llevar la investigación. Podía ver el sniffer como si fuese un perro de caza o incluso como una manada, ya que el olfateador se multiplicaba en clones en función de las detecciones logradas por los filtros. Los vería entonces correr por el bosque que rodeaba la sede de la empresa y a lo largo de las autopistas. Una vez que aparecía un paquete de bits sospechoso, lo vería como un zorro. Entonces sería fácil capturarlo y, al menos en teoría, copiar su cabeza (la dirección de destino) y su cola (la dirección del remitente). Y de destruirlo, cortándole cabeza y cola si el cuerpo era igual al código asesino. |