29/12/09

2020 AC-DC #10

2020 AC2020 DC

Zzyvherr, el jefe de la tribu del Lobo, sentado delante de una de las grandes casas hechas de troncos de árboles derribados y limpiados de ramas a golpe de hacha de piedra pulida, se sobaba las manos. Los ataques de Dohd, su mejor cazador, contra los clanes del Oso y del Ciervo habían sido coronoados de éxito gracias a las sarbacana y el veneno descubierto por su chamán. Así, los dos clanes entrarían en guerra, lo que encontraba muy entretenido y mucho menos peligroso que atacarlos directamente. Estaba orgulloso de los avances técnicos de su tribu y despreciaba a los "primitivos" del oeste del bosque, que vivían aún en cuevas. Pero envidiaba sus cultivos, que no había podido desrrollar por falta de agua. Y agua, ellos la tenían en abundancia.

Chem Pei, el presidente de SatelCorp, fue informado por videoconferencia en su pantalla mural de tamaño natural que el ataque a Venscom había coronada del éxito: el computador había sido bloqueado, lo cual era lo más importante y había fracasado la primera vez, en el caso de Ethercom. Parecía también que, en los dos casos, la aplicación había sido eficaz para dejar fuera de combate a los operadores, impidiéndoles dar la alarma. Quería provocar cuanto antes una crisis general, una verdadera guerra entre proveedores de transmisiones digitales. Nuevos ataques tendrían lugar en las noches siguientes.





Thorn fue a avisar al jefe del clan. Como las otras pistas, bien endebles en realidad, apuntaban siempre en la dirección del clan del Ciervo y que no deseaban entrar en conflicto con éste, Hoofd decidió informar al Guardián, el solitario que guardaba el menhir sagrado en un sitio que ambos clanes respetaban.

Siguiendo el riachuelo hacia el sur durante un par de horas, se llegaba a un punto donde éste se alejaba del acantilado. Había una pequeña subida que llevaba a una especie de alta planicie con el gran menhir en su centro. Nadie sabía su origen y nadie se atrevía a acercarse sin la presencia del chamán y sin realizar unos exigentes rituales: era un lugar sagrado y la "torre" -como la llamaban ellos- estaba protegida por espíritus violentos que no se podía desafiar. La torre tenía también su propio guardián reverenciado por todos y que servía ocasionalmente de mediador para solucionar conflictos entre clanes.

Weinbraith informó al gerente de sus descubrimientos. Convinieron en que, para evitar una guerra abierta entre competidores, lo mejor sería comunicar esta información a la dirección de Vencom. Prepararon entonces un mensaje relatando todo lo que había ocurrido y lo que habían descubierto, enviándolo luego al director de esa empresa.

La noche siguiente, Weinbraith dejó a su asistente en su lugar para vigilar y seguir las alertas y se fue a su casa. Vivía en una pequeña vivienda de Rochefort, a pocos minutos en auto de la sede central de Ethercom.












¡ Feliz Año Nuevo !