20/10/09

La herencia 8.3.

El detective concurrió a Schiphol el día siguiente. Fue interrogado por un procurador acerca de su secuestro. Como ex-policía, pudo dar numerosos detalles técnicos que facilitaron la declaración y, después de firmar la transcripción, fue notificado de que podía retirarse y, si lo deseaba, abandonar Holanda. En caso de requerirse nuevamente su presencia, se le convocaría a través de la Policía Judicial Federal belga. Volvió entonces a su hotel, desocupó su habitación y pagó su cuenta, pasó a almorzar y luego se dirigió nuevamente a la Estación Central donde abordó un TGV para volver a Bruselas.

Llegó tarde a Bruselas porque tuvo que esperar dos horas en la estación de Amsterdam para tener un asiento en el TGV, y se fue a su casa. Cansado, se duchó, cenó con lo que le quedaba en el refrigerador y se acostó. El día siguiente se fue a la oficina de Servais. Éste ya había recibido un breve informe de Wienants tanto acerca del allanamiento de Internationaal Systeem como acerca del atentado contra Trompel.
- Así que no lo pasaste muy bien en Amsterdam -le dijo.
- Empezando por Wienants, que pensó que no servía de nada lo que le había ido a contar. Casi me echa a patadas de su oficina.
- Pero al final te creyó.
- Porque "por suerte" me secuestraron. Pero por poco termino en un canal. Menos mal que una patrulla policial pasaba por ahí.
- Y todo encajó: el hackeo a Lamercan, la visita de Teplisty, la advertencia para tí bajo el muerto de la casa de Lefranc y, probablemente, el asesinato de Guido Lefranc.
- Y no me extrañaría que todo siguiera siendo una asunto de tráfico de drogas.
- Estoy de acuerdo. Pero habrá que esperar ahora lo que encuentren la policía holandesa e Interpol.
- ¿Y aquí, no hay novedades?
- Nada. Todo depende ahora de Amsterdam ya que Teplisty fue arrestado allá.
- Bien. Estaré a la espera de las noticias. Ojalá todo termine pronto. Llámame.
- No lo dudes: te mantendré al tanto.

Y se despidieron.

Dos días después se supo que el otro asaltante de Trompel en Amsterdam era fichado como "soldado" -es decir ex-subversivo al servicio de los narcotraficantes- en Santiago de Chile. La información se recibió de Chile vía Interpol pero no había registro de su ingreso en las fronteras europeas. Era un inmigrante ilegal que habrá llegado, probablemente, en un barco mercante y se habrá «colado» en algún puerto europeo. 

La policía holandesa también había visitado las bodegas que administraba la Internationaal Systeem y había descubierto una remesa de varios kilos de cocaína en una de ellas. Sin duda la camioneta blindada también servía para el transporte de la misma y los guardias de seguridad para vigilar los transportes y las entregas. La empresa era una fachada ideal para este tipo de negocios.

Cuando lograron decriptar los archivos de los computadores, encontraron planillas de cálculo que daban cuenta de importantes movimientos de fondos, muy superiores a las actividades reales de esa pequeñísima empresa. Y la explicación final de las referencias a Andorra: tenían allá una cuenta en un banco local, bajo el nombre holandés, razón por la cual InterSystem era desconocida. Andorra era un pequeña paraíso fiscal pero, al estar dentro de la Unión Europa, se veía cada vez más presionada para abandonar el secreto bancario en los casos criminales, por lo que dió a conocer los movimientos de esa cuenta. Pasaban por ella millones de euros que se enviaban hacia otros paraísos fiscales como las Bahamas y las Islas Caimán. Recibía muchos depósitos en efectivo pero también transferencias desde el banco ABN holandes, el Fortis de Bélgica y el Deutsche Bank de Alemania. Interpol investigaría a los dueños de esas cuentas. Pero acerca de los destinatarios no se podía hacer nada. En el Caribe protegían sus clientes contra viento y marea.

Por el hecho de que Internationaal Systeem servía a las tripulaciones de LAN-Perú, se decidió controlar mejor a éstas en el aeropuerto de Schiphol y se advirtió también a la policía española que hizo lo mismo en Barajas. Una semana después, varios tripulantes de LAN-Perú fueron detenidos en Madrid, acusados de transportar cocaína. A raíz de esta detención, la policía peruana -alertada también- realizó varias arrestaciones en Lima y luego en el Cuzco, entre otros de traficantes bolivianos. Así, era toda una red la que había sido expuesta, desde Bolivia hasta Holanda. Se terminaba de destruir la red que ya había sido desbaratada entre La Paz y Santiago a raíz del asesinato de Guy Lefranc y del secuestro de Jef Trompel.

Interpol no encontró antecedentes acerca de Teplisty. Fue condenado como primerizo por tráfico de droga y tentativa de asesinato contra Jef Trompel. Pero no se pudo probar su participación en la muerte de uno de sus probables cómplices o competidores en la casa de Lefranc en Bruselas. Para reducir -mínimamente- su sentencia denunció a sus cómplices en Holanda y, de este modo, se identificó y castigó al cracker que había intentado penetrar en el sistema contable de Lamercan.

FIN