19/5/09

Artecal 2.8.

Durante la comida, el anfitrión comentó las principales costumbres de las fiestas patrias para luego explayarse en sus propios gustos artísticos, interrogando a Müller acerca de los suyos. Teminada al cena, lo condujo a la habitación de huéspedes y lo dejó para la noche. Poco después de haber quedado solo, el luxemburgués verifició la puerta de la pieza: estaba cerrada con llave. ¡Era prisionero! ¿Cómo saldría? No quería ni podía aceptar el trato, pero el juego parecía peligroso. Se acostó y se quedó pronto dormido, sin saber que habían puesto un sedante en su bebida. Poco después de media noche, Romero entro en el cuerto y se puso a revisar sus ropas. No tardó en encontra la grabadora.

Dado que habían perdido la pista de Müller, los policías encargados del caso se reunieron en un consejo de guerra en el cuartel de Investigaciones.
- « ¿Debemos liberar en seguida a Mattheys? » preguntó uno de ellos.
- « Ésto bloquearía la misión de Müller » contestó otro.
- « Pero no sabemos donde está Müller ni si está bien » dijo un tercero.
- « Si Müller no fue a la tienda, estaba probablemente en casa de Riderelli o en San José. Ayer era domingo y es normal que la tienda esté cerrada. Por otra parte, Riderelli siempre pretendió que quería hacer negocios. No es un secuestro normal. Creo que tratará a Müller como un posible socio y que lo llevó a su casa. » dijo el comisario al mando. « Sigamos vigilando los tres lugares. Y que el agente belga visite la tienda para tratar de saber más. Sería mejor poder atrapar a Riderelli hacviendo una venta ilegal que de allanar su casa. Lo que no podríamos hacer sin una orden judicial que, por cierto, no nos darían con los actuales antecedentes. Pero podemos obtener una para allanar la casa de San José. Que estén listos para actuar allá, pero esperemos un poco. »
- « ¿qué hacemos con el policía belga? » preguntó Carrasco.
- « Sigan con el plan que habíamos trazado. Llévelo en el taxi donde Riderelli a pensas éste esté en su tienda. Más vale aprovechar esta pista si es posible. »

La mañana siguiente, Riderelli esperaba a Müller en la mesa del comedor con el desayuno servido.
- « Entonces, señor Müller, ¿que hacía con esta grabadora? ¿Espiando? ¿Es un falso traficante que trabaja para la policía? »
- « ¡Pero de ninguna manera! Ud. no graba sus convenios? Debe saber que es totalmente normal en nuestro trabajo, sobre todo cuando se establecen nuevos contactos, ya que no ponemos nunca nada por escrito. Por lo demás, ¿qué haría aquí la policía de Luxemburgo? »
- « ¡Sepa que tengo dudas! Pero como ud. y su empleado están entre mis manos, trataré de convencerle y de seguir adelante con mi proyecto. Venga conmigo. »

Riderelli se levantó y llevó a Müller a su escritorio. Cerró la puerta con llave y empujo un paño de estantería que dejó ver una escalera que bajaba hacia un subterráneo. Bajaron nuntos y, llegados abajo, el chileno encendió las luces de la sala. Müller se quedó atónito. Parecía una verdadera sala de museo. Los muros estaban cubiertos de antiguas pinturas y, al centro, había mesas con numerosas piezas precolombinas.

- « Como puede ver, soy un apasionado de la pintura colonial. Es muy fácil de conseguir. Las pequeñas iglesias del interior del país no tienen ninguna medida de seguridad. Cualquier con un poco de habilidad puede retirar sus pinturas. ¿Magnéfico, no cierto? Y ahora que ha visto ésto, debe estar convencido de lo serio de nuestro asunto. Y también de que no podrá partir sin haber aceptado nuestras condiciones. »

Müller se puso a pensar a toda velocidad. No podá concluir ningun acuerdo ya que no era el dueño de Artecal y que la policía controlaba todo. ¿Cómo salir de ahí, él y Mattheys?
- « Ud. es solo un intermediario. No termina de repetir que hace ésto a pedido de un cliente. Quiero hablar directamente con él. » dijo.
- « No está en posición de exigir nada, señor Müller. Recuerde que su empleado es nuestra garantía... y lo seguirá siendo hasta que nuestro acuerdo sea puesto en práctica. »
- « ¿Puesto en práctica? ¿Ud. cree que la mujer de Mattheys seguirá esperando sin inquietarse? ¡Ya me llamó por teléfono antes de que me viniero para preguntar por las razones de su retraso! »
- « ¿Su mujer? ¿Está casado? »
- « ¡Seguro! Y si se sigue inquietando, llamará a la policía y se iniciará una investigación. Sabrán muy pronto donde está y a quién encontró. »
- « ¿No puede ser! Nos escondió que estaba casado. Esto cambia la situación. Vuelva a su cuarto. Tengo que contactar a mi cliente. »

Unos minutos más tarde, Riderelli levantaba el teléfono y marcaba un número en el extranjero.
- « Aló Cali, aquí Santiago. »
Al instante un distorsionador fue conectado para impedir la escucha por terceros y el detective encargado de la intervención sólo siguió oyendo ruidos.
- « ¡Hable Santiago! »
- « El hombre que llegó de Luxemburgo dice que su empleado está casado, que su mujer estaba inquieta y podría avisar a la policía porque no tiene noticias de su marido. »
- « Esto es un imprevisto. Mattheys había dicho que vivía sólo y su pasaporte decía que era soltero, ¿no? ¿Y su patrón no explicó nada a la mujer? »
- « Müller dijo que trató de tranquilizarla pero no está seguro de haberlo conseguido. Además, como está aquí ahora y le dije que podríamos retener a Mattheys algún tiempo, hasta que el negocio empiece a operar, cree que ella irá a la policía. »
- « ¡Mala cosa! ¿Pero Ud. dijo Müller? Él que llegó de Luxemburgo no se llama van Hasselt? »
- « No. Se llama Müller. »
- « ¡Pero éste no es el patrón, es el gerente! Al que necesito es a van Hasselt. »
- « Yo no podía saberlo. Ud. no me dió ningun nombre. »
- « No teníamos ninguno cuando llegó Mattheys. Lo hemos sabido después y estábamos convencidos de que Mattheys le daría la información correcta. Y ud sabe que hemos de mantener nuestras comunicaciones en un mínimo. Mattheys ha sido muy astucioso. »
- « ¿Qué hacemos ahora? »
- « Suelte a Mattheys. Póngalo en el primer avión para Europa y que haga venir a van Hasselt. Conserve a Müller en su lugar. Contácteme de nuevo cuando llegue van Hasselt. Terminado. »

Riderelli marcó luego el número de teléfono de su agencia de viaje.
- « Buenos días, señorita Alessandri. Aquí Carlo Riderelli. Necesito un asiento en un vuelo a Europa lo antes possible. El pasaje está a nombre de Lucien Mattheys y está 'open' con destino a Bruselas. Su código es JX148350381B. Confírmeme cuanto antes, por favor, es urgente. »

Media hora más tarde recibía la respuesta.
- « Señor Riderelli, encontré un cupo para pasado mañana en un vuelo de Lufthansa con cambio de avión en Frankfurt. No hay nada disponible antes, salvo en una que otra lista de espera ya larga y, por lo tanto, sin posibilidades. ¿Le conviene? »
- « De acuerdo. Prefiero ir a la segura. Mi amigo no desea perder el viaje al aeropuerto. Le mando el boleto para hacer la inscripción de la reserva. Ponga los gastos en mi cuenta personal por favor. »
- « A la orden, se ñor Riderelli. Estamos siempre a su servicio. Hasta luego. »
- « Adios y gracias. »
Esta comunicación fue, esta vez, escuchada por la policía.

Riderelli se fue entonces a la habitación de Müller.
- « ¿Por qué vino ud. aquí si no es el dueño de Artecal? ¡Nos ha mentido y nos hizo perder el tiempo! Mi cliente está muy enojado.Es con el señor van Hasselt que quiere fijar las condiciones del negocio. »
- « Ud. no nos dió ningún nombre. Soy yo quien gestiona el negocio. El señor van Hasselt no vive en Luxemburgo y nos vemos solamentye cada tres meses. ¿Cómo podía yo adivinar que era con él que quería tratar? »
- « Es sin duda Mattheys que nos indujo en el error. No me gusta. Si dependiera de mí, tomaría represalias. Pero he de seguir órdenes. Para que su mujer no se siga inquietando, Mattheys volverá a Europa y deberá exigir que venga van Hasselt. Mientras tanto, ud. será nuestra garantía: tomará el lugar de su empleado. »

Müller prefirió no agregar nada acerca de van Hasselt. Mattheys pondría la policía al tanto y ésta decidiría que hacer.