Jean Servais había contactado la policía luxemburguesa que le informó rapidamente sobre Artecal. Se trataba de una galería de arte de la calle de la Reina, cerca de la catedral, que publicaba efectivamente catálogos especializados en antigüedades de la zona del Mediterráneo. Estaba registrada como comercial que ofrecía servicios a anticuarios y particulares. Todo parecía en orden desde el punto de vista legal y tributario.
El comisario decidió entonces viajar y entrevistar a Jurgen Müller bajo el pretexto de obtener información acerca de Lucien Mattheys. Tomó el tren hasta Luxemburgo y se presentó a la galería, en la dirección dada por sus colegas luxemburgueses, haciéndose pasar por un cliente. Preguntó por los servicios que podía obtener como anticuario y, como el dependiente le habló de asistencia en compras, pidió más información al respecto. Le dijeron que para ello debía hablar personalmente con el gerente cuya oficina se encontraba en otra dirección. Obtuvo ésta así como un número de teléfono -que era el que Evelyn Arnaudt le había dado- y la recomendación de pedir una cita. Se fue inmediatamente a la dirección indicada y pidió habler con Jurgen Müller. La secretaria le dijo que debía pedir una cita pero, mostrando su credencial de policía, dijo que no tenía tiempo para ello y ella accedió a dejarlo pasar.
- «Señor Müller, soy el comisario Jean Servais de la Policía judicial belga. Estamos buscando al señor Lucien Mattheys, que su mujer nos ha reportado como desaparecido. Nos dijo que Ud lo había mandado en América del Sur y que debería haber vuelto de Chile hace unos diez días. ¿Cuál era el motivo de este viaje y cuándo debía regresar el señor Mattheys?»
- «Envié al señor Mattheys a las capitales de Colombia, Ecuador, Perú y Chile a fin de visitar sus museos, comprar catálogos e identificar y visitar a los principales anticuarios. Siguió el programa establecido y me telefoneó de cada ciudad para entregarme un breve reporte y pasar a la siguiente etapa. De Santiago, me llamó para decirme que le habían recomendado fuertemente visitar un anticuario de Rosario, en Argentina. A la vista de los detalles que me dió, le autoricé a ir a Rosario y volver por Buenos Aires. Como lo dije a su mujer, lo esperábamos por estos días y, por lo tanto, su retraso no me inquieta.»
- «Según lo que aprendí de Artecal en su galería, su especialidad es las antigüedades de la zona del Mediterráneo. ¿Por qué debió entonces el señor Matheys ir a América?»
- «Nuestro director, el señor van Hasselt, decidió hace un año extender nuestras actividades y cubrir también África y América del Sur. Hay mucho interés actualmente por las antigüedades precolombinas y el arte colonial español. Mattheys habla español y se especializó en las antigüedades precolombinas, razón por la que le hicimos este encargo.»
- «He visto que sus locales son exigüos y sé que Mattheys trabaja regularmente en su casa. ¿No tiene más personal?»
- «Tenemos representantes, como Mattheys, en la mayoría de los países europeos y mantienen los contactos con nuestros clientes que, así, no deben venir a Luxemburgo. Ésto nos permite ser muy eficientes.»
- «¿No tiene oficina en Bruselas?»
- «No. Como le dije, nuestros representantes trabajan en su casa.»
- «Es extraño. Hemos encontrado en Bruselas una oficina cuyo arriendo está a nombre de Artecal.»
- «Debe ser una coincidencia. A no ser que el señor van Hasselt haya arrendado algo por su cuenta sin avisarme.»
- «¿Y dónde podemos contactar al señor van Hasselt en caso de necesidad?»
- «Vive en Amberes y viene aquí habitualmente cada tres meses. La secretaria le puede dar su dirección.»
Servais agradeció al gerente, pidió la dirección de van Hasselt a la secretaria y luego volvió a Bruselas. La dirección le sorprendió: era la de Verbiest & Co.
El comisario decidió entonces viajar y entrevistar a Jurgen Müller bajo el pretexto de obtener información acerca de Lucien Mattheys. Tomó el tren hasta Luxemburgo y se presentó a la galería, en la dirección dada por sus colegas luxemburgueses, haciéndose pasar por un cliente. Preguntó por los servicios que podía obtener como anticuario y, como el dependiente le habló de asistencia en compras, pidió más información al respecto. Le dijeron que para ello debía hablar personalmente con el gerente cuya oficina se encontraba en otra dirección. Obtuvo ésta así como un número de teléfono -que era el que Evelyn Arnaudt le había dado- y la recomendación de pedir una cita. Se fue inmediatamente a la dirección indicada y pidió habler con Jurgen Müller. La secretaria le dijo que debía pedir una cita pero, mostrando su credencial de policía, dijo que no tenía tiempo para ello y ella accedió a dejarlo pasar.
- «Señor Müller, soy el comisario Jean Servais de la Policía judicial belga. Estamos buscando al señor Lucien Mattheys, que su mujer nos ha reportado como desaparecido. Nos dijo que Ud lo había mandado en América del Sur y que debería haber vuelto de Chile hace unos diez días. ¿Cuál era el motivo de este viaje y cuándo debía regresar el señor Mattheys?»
- «Envié al señor Mattheys a las capitales de Colombia, Ecuador, Perú y Chile a fin de visitar sus museos, comprar catálogos e identificar y visitar a los principales anticuarios. Siguió el programa establecido y me telefoneó de cada ciudad para entregarme un breve reporte y pasar a la siguiente etapa. De Santiago, me llamó para decirme que le habían recomendado fuertemente visitar un anticuario de Rosario, en Argentina. A la vista de los detalles que me dió, le autoricé a ir a Rosario y volver por Buenos Aires. Como lo dije a su mujer, lo esperábamos por estos días y, por lo tanto, su retraso no me inquieta.»
- «Según lo que aprendí de Artecal en su galería, su especialidad es las antigüedades de la zona del Mediterráneo. ¿Por qué debió entonces el señor Matheys ir a América?»
- «Nuestro director, el señor van Hasselt, decidió hace un año extender nuestras actividades y cubrir también África y América del Sur. Hay mucho interés actualmente por las antigüedades precolombinas y el arte colonial español. Mattheys habla español y se especializó en las antigüedades precolombinas, razón por la que le hicimos este encargo.»
- «He visto que sus locales son exigüos y sé que Mattheys trabaja regularmente en su casa. ¿No tiene más personal?»
- «Tenemos representantes, como Mattheys, en la mayoría de los países europeos y mantienen los contactos con nuestros clientes que, así, no deben venir a Luxemburgo. Ésto nos permite ser muy eficientes.»
- «¿No tiene oficina en Bruselas?»
- «No. Como le dije, nuestros representantes trabajan en su casa.»
- «Es extraño. Hemos encontrado en Bruselas una oficina cuyo arriendo está a nombre de Artecal.»
- «Debe ser una coincidencia. A no ser que el señor van Hasselt haya arrendado algo por su cuenta sin avisarme.»
- «¿Y dónde podemos contactar al señor van Hasselt en caso de necesidad?»
- «Vive en Amberes y viene aquí habitualmente cada tres meses. La secretaria le puede dar su dirección.»
Servais agradeció al gerente, pidió la dirección de van Hasselt a la secretaria y luego volvió a Bruselas. La dirección le sorprendió: era la de Verbiest & Co.