10/2/09

Artecal 1.6.

          Agosto

El comisario Servais estaba en su oficina cuando recibió un llamado telefónico:

- «¿Jean Servais? Soy Jacques Arnaudt, uno de tus antiguos condiscípulos del colegio San Bonifacio. ¿Te acuerdas?»
- «Sí, por cierto. ¡Hace tiempo ya! ¿Cómo has estado? ¿Qué es lo que te llevó a llamarme?»
- «Sabía que trabajabas en la PJ y mi hermana tiene un problema. Su marido partió para América del Sur hace mes y medio y debió haber vuelto hace una semana pero no llegó. Ella llamó a su hotel en Santiago de Chile y le dijeron que se había retirado el día que debía tomar el avión para volver. No sabe qué hacer y quiere contratar un detective privado que hable español para que vaya a investigar. Pensé que podrías quizás aconsejarnos a alguién.»
- «¿Qué hacía su marido allá?»
- «Es un experto en historia del arte. Visitaba museos y anticuarios para buscar contactos para su empresa. Ya había pasado por Bogotá, Quito y Lima. Santiago era la última etapa.»
- «Creo que puedo recomendarte a alguién. Es un amigo que ha trabajado aquí y habla español. Incluso estuvo en Sudamérica el año pasado. Se llama Joseph Trompel y tiene su oficina en la Galería de los Príncipes, encima de la librería Tropismes, cerca de la estación Central. Te doy su teléfono y ya le avisaré del llamado de tu hermana. Tengo por casualidad una encuesta sobre tráfico de arte entre las manos y me gustaría seguir al tanto. Quizás pueda asistir a la cita cuando tu hermana lo vaya a ver. No perderé nada con ello y ella tampoco.»
- «Te lo agradezco mucho. Aviso en seguida a mi hermana. Si puedo hacer algo por tí o por ellos, avísame. Por si no lo sabes, soy ingeniero en electrónica y trabajo para la telefónica Belgacom. Puedes encontrarme en las oficinas centrales de las que conoces sin duda el teléfono.»
- «¡Incluso de memoria! Cuenta conmigo. Adios.»

Dos días después, Servais se encontraba en la oficina de Joseph Trompel cuando Evelyn Arnaudt llegó. Después de las presentaciones, Trompel le pidió que explicara lo que hacía su marido y todo lo que sabía del viaje.
- «Se llama Lucien Mattheys y es experto en historia del arte. Hace más de un año que estudia la arqueología precolombina. Trabaja desde hace diez años para Artecal, una empresa luxemburguesa que publica catálogos de arte y presta servicios a coleccionistas y anticuarios. Artecal lo envió hace más de un mes a Sudamérica para visitar museos y anticuarios y hacer contactos. Ya había pasado por Bogota, Quito y Lima antes de terminar su recorrido en Santiago, de donde debía volver hace diez días. Llamé al hotel Crowne-Plaza de Santiago, donde debía alojar, y me confirmaron las fechas de su estadía. Liquidó su cuenta y se retiró el día previsto. Me había telefoneado antes, como en cada escala, y todo iba bien. No habló de ningún retraso. Pero no llegó el día que lo esperaba. Como ya no sabía qué hacer, pedí ayuda a mi hermano que me contacó con ustedes.»
- «¿Ud dijo Artecal? ¿Que sabe de esta empresa?» preguntó Servais, escondiendo su sorpresa.
- «Lo que le acabo de decir. Tiene su sede en Luxemburgo, en el Gran Ducado. El jefe de mi marido se llama Jurgen Müller y es el gerente. Lo llamé ayer pero no parecía preocupado por el retraso de Lucien. Según él, le había telefoneado desde Santiago para decirle que le habían recomendado que contactara un anticuario de Rosario, en Argentina, y que pensaba pasar por ahí, lo cual le tomaría unos pocos días. Pero Lucien no me dijo nada de ésto.»
- «¿Artecal no tiene oficina en Bruselas?»
- «No. Mi marido iba regularmente a Luxemburgo, siempre a la vuelta de un viaje. Cuando estaba en Bruselas, telefoneaba casi todos los días o intercambiaba fax.»
- «Yo me ocupo de Artecal» dijo Servais. «Tú, Joseph, ocúpate del asunto en Chile.»

Trompel inquirió entonces más detalles relativos al viaje del marido de Evelyn Arnaudt como número de pasaporte, números de los vuelos, hoteles en las diferentes ciudades, etc.
- «He aquí lo que le propongo. El año pasado conocí a una mujer que dirige una agencia de detectives privados en Santiago. La voy a contactar y pedirle que se ocupe de la búsqueda de su marido. Será mucho más eficaz que yo y será menos costoso para Ud. Aparte de que ahorrará el valor del viaje, el costo de la vida es muy inferior allá y sus honorarios serán por lo tanto más reducidos que los míos. Además, ella tiene contactos que no tengo. En algunos días tendrá seguramente algunas informaciones y podremos decidir si hay que seguir investigando o no. La mantendré al tanto.»

Evelyn Arnaudt salió pero Servais se quedó unos minutos.
- «¿Qué piensas?» le preguntó Trompel.
- «Creo que tiene razón de preocuparse. Lo que me molesta es que aparezca Artecal en este asunto y que el gerente hable de una extensión del viaje de la cual Mattheys no habló con su esposa. Tengo entre las manos un caso en que el nombre de esta empresa también apareció y no habíamos podido encontrar su sede. Ahora será más fácil seguir adelante y ésto podría sernos útil a los dos. Voy a pedir informaciones a la policía luxemburguesa y quizás viaje hasta allá para interrogar a este Jurgen Müller. Tengo ahora una buena razón para verlo, aunque busco otra cosa. Nosotros intercambiaremos los datos que nos puedan ser útiles. Hablamos por teléfono.»
- «Yo llamo en seguida a Cristina Cifuentes en Chile. Te mantendré al tanto. Estoy feliz de haberte visto pero lamento que sea para este tipo de historia.»

Al día siguiente de la llamada de Trompel, Cristina Cifuentes lo llamó para entregar un primer informe.
- «Lamento no tener buenas noticias y el caso podría ser complicado. Mis contactos en la Policía de Fronteras me aseguraron que Lucien Mattheys no salió del país, ni por aire, ni por tierra, ni por mar. A no ser que se haya escurrido por un paso no autorizado lo cual, en esta fecha, sólo es posible hacia Bolivia. Hacia Argentina, hasta las rutas normales estaban bloqueadas por la nieve durante la semana que indicaste. Te regalo esta información: no me costó nada obtenerla. Pero si tu cliente quiere saber más, deberé cobrar mi tarifa. Y la investigación podría ser larga: una desaparición es algo complicado. A no ser que haya buenas razones para que se encargue de ella la policía, en este caso recurriendo a Interpol. ¿Qué hacemos?»
- «Primero voy a informar a mi cliente y también mi contacto en la Policía Judicial aquí. Creo saber que la empresa que emplea al desaparecido podría estar implicada en un asunto turbio. Si ésto se confirma, la policía belga podría quizás pedir la intervención de Interpol. Pero creo que, mientras tanto, podrían iniciar la investigación allá, antes de que las pistas sigan enfriándose.»
- «OK. Daré los primeros pasos y te cuento. Avísame también cuanto antes lo que decida tu policía. Adios.»