30/11/13

Cerebral 15


15.

Entretanto, Benson había pedido a Franquin que le retransmitiera los datos recibidos del proyecto pirateado, confirmándole que eran datos encriptados que podrían identificar la máquina en que corría el programa. El día siguiente, míércoles, lo llamaba para ponerlo al tanto.

( Día 17, miércoles )

- Han instalado el programa en un computador chino Tianhe-1A, un supercomputador que se conoce desde el año 2010 y opera con chips Nvidia Tesla. Ese año, le ganó a un CRAY XT5 Jaguar.
- ¿Entonces el robo fue de los chinos?
- No necesariamente. Los chinos pueden haber vendido uno de estos computadores a Corea del Norte. Les sería útil para sus proyectos de misiles balísticos y de colocación de satélites.
- ¿Entonces lograron reproducir e instalar también el sistema operativo?
- Así parece. Pueden haber comprado algunos de los primeros Blue de IBM o antiguos Cray en el mercado negro. Así, tendrían el sistema operativo. Y, ya que su máquina usa chips Nvidia, no habrán tenido dificultad para ello.
- En fin, ya sabemos donde fue a parar el programa. ¿Podemos esperar una transferencia de la información que recojan?
- No lo creo. Lo que recibimos corresponde a una pequeña ráfaga de datos, que solo dura un par de segundos. Detectarían y bloquearían fácilmente una transmisión mayor.
- ¿Y podemos enviar de vuelta una orden para bloquear o destruir el programa?
- Instalé la bomba lógica y depende de que no la hayan descubierto. Se activará en cuanto traten de copiar la memoria de su tercer sujeto. pero si logran hacer la ingeniería inverse y decodificar el programa, podrían encontrarla y sacarla de la copia de seguridad que, sin duda, habrán hecho.
- ¿Y recibiríamos de nuevo la indicación de puesta en marcha?
- Quizás: si no la anulan también. Depende de sus ingenieros. Esperemos ser mejores que ellos.
- De acuerdo. Informaré a nuestra policía, aunque en ésto no nos puede ayudar.

Servais recibió la información de este diálogo entre Benson y Franquin. Minutos después le llegaba un llamado de la policía de Aquisgrán.
- Han puesto una bomba en la oficina de GeZi. Como ud sabe, no había nadie ahí, pero el criminal quizás no lo sabía, pero debe haber sabido que Rosenwald fue liberado.
- ¿Solo afectó a esa oficina? ¿No podía tener otro blanco?
- Fue muy calculado y específico. La bomba fue puesta en el sistema de aire acondicionado, junto a la rejilla que daba a esa oficina. Su poder era calculado para destruir esa oficina y solo causar daños menores en las vecinas. Y fue llevada ahí por un robot del que hemos encontrado pequeños trozos. Habría sido imposible para una persona avanzar por los ductos, y el sistema de vigilancia habría detectado a un intruso si hubiese entrado en forma normal.
- ¿Avisaron a Rosenwald?
- Ya le mandamos todos los detalles.
- ¿Sabe como ubicaron su oficina?
- Esto era fácil. Conociendo la dirección de la página web, podían consultar Whois para saber a quien pertenece y así obtener la dirección. Luego deben haber revisado el edificio y conseguido los planos de la instalación de aire acondicionado.
- Ésto y mandar un robot con explosivos implica mucha preparación.
- Sin duda. No les faltan recursos.
- Si fue tan bien preparado, es extraño que no esperaran a Rosenwald. Tiene poco sentido destruir su oficina vacía.
- Se corrió la voz de que había salido en libertad. Deben haber pensado que iría a su oficina. Pero quién entró fue la sirvienta que hacía la limpieza una vez por semana. La bomba debe haber activada por un detector de movimiento y estalló cuando ella entró, matándola.
- ¿Han podido identificar sospechosos?
- Es imposible por ahora. Nuestros expertos estudian los restos de la bomba. Ud sabe que siempre hay una firma y veremos si la podemos asociar a otro hecho o a algún criminal, pero tomará tiempo.
- De acuerdo. ¿Les podemos ayudar en algo?
- Si obtienen antecedentes de posibles involucrados, nos podrían ser útiles. Lo mismo si avanzamos aquí: le mantendré al tanto.
- Gracias. Adios.

En ese momento llegó la inspectora Yernault. Informó a Servais que el día anterior había sido descubierto el cadáver de un joven en su auto, en un estacionamiento de las afueras de la ciudad de Ottignies, la que queda cerca de la universidad de Lovaina-la-Nueva. Ella encabezaba el equipo a cargo del caso y acababa de descubrir que la víctima era un estudiante de psicología que había participado en el estudio de Franquin y Marchant, por lo que le había parecido necesario avisar al comisario. Había sido degollada desde atrás. "Igual que Brasseur" notó Servais. Estos dos elementos parecían ligar los dos casos entre sí. ¿Estarían tratando de eliminar a todos lo que supieron del pirateo del proyecto MEMO?

Con este caso y la información recibida de Franquin, Servais se comunicó entonces con Rosenwald. Éste ya había recibido la información de la policía de Aquisgrán y también la de Benson. El comisario aprovechó de hablar brevemente al espía del nuevo joven degollado y de contarle que el asesino también había visitado los padres de Ronstadt, de donde había logrado huir, aunque lo habían alcanzado a interpelar. Rosenwald se mostró entonces preocupado por el joven Alex Lorand que lo había ayudado a retener a Josefina Mousin. Los asesinos podían considerar que era otro "cabo suelto" que debía ser eliminado. Servais estuvo de acuerdo y decidió advertir al joven y tratar de protegerlo, él y su familia. Como Rosenwald había recibido una bomba en su oficina, llamó de inmediato a los Lorand y les aconsejó alejarse de su casa hasta que la revisara el escuadrón anti-bombas. Avisó luego a éstos, para que fueran a revisar la casa.

Por orden de Servais, Trompel y Yernault salieron detrás de la camioneta del escuadrón de bombas. Cuando se acercaban a la residencia Lorand, en la avenida de las Dríadas, en Boitsfort, vieron venir en sentido contrario un motociclista que, al verlos, se dió rápidamente la vuelta para huir en sentido contrario. Trompel adelantó la camioneta y se puse a perseguir el motociclista, que parecía ser el mismo que se le había escapado cerca de la casa de Ronstadt.

El hombre trató de escapar dirigiéndose hacia un sendero para peatones, al lado de una cancha de juegos, pero no logró saltar encima de la cadena que impedía el paso de vehículos. Su moto se enredó en ella y él salió proyectado, chocando violentamente contra un poste de alumbrado. Los policías se habían bajado de su auto y se acercaron corriendo. El delincuente no volvía en sí y vieron que su casco estaba destrozado. Mientras Trompel lo revisaba, Yernault pidió el envío de una ambulancia.

En ese momento sintieron una explosión. Detrás de ellos, la casa Lorand estaba en llamas. Trompel dejó al herido con la inspectora y volvió hacia la camioneta del escuadrón de bombas. Uno de los técnicos ya se ponía en pie, a medio camino entre el vehículo y la casa. Pero otro, que había abierto la puerta yacía en el suelo, cerca de la casa. Su gesto, seguramente, había detonado la bomba y ambos habían sido botados por el desplazamiento de aire, pero el que estaba más cerca parecía herido, con el uniforme en parte quemada. Felizmente llevaba la gruesa protección propia de su oficio y, lentamente, se fue incorporado.

Llegada la ambulancia, los paramédicos sacaron el casco del motorista descubriendo que tenía una herida sangrante en la cabeza y, sin duda una conmoción cerebral, ya que seguía desmayado. Le aplicaron una compresa y lo subieron a la camilla. Los bomberos estaban llegando y empezaron a apagar el incendio. Su paramédico examinó el policía botado por la explosión pero no le encontró nada grave. Trompel comunicó lo ocurrido a Servais. Éste le ordenó acompañar al herido al hospital en la ambulancia y a los de bombas a volver a su cuartel, mientras Yernault se quedaba frente a la casa, en espera de los técnicos que, junto a los bomberos, analizarían la escena.

En la ambulancia, Trompel, con su celular, tomó una foto del rostro del criminal y sus huellas digitales, enviando todo a la central. En el hospital, esperó el diagnóstico, que no tardó en llegar: el hombre tenía una fractura del cráneo y un hematoma subdural pero no parecía haber hemorragia cerebral. Podía volver en sí en cualquier momento. Curada la herida, fue enviado a un box de recuperación, donde Trompel lo esposó a la barandilla de la cama. Si era el "John Death" señalado por Rosenwald, intentaría sin duda escapar apenas volviera en sí.

Finalmente llegó otro policía para montar guardia y Trompel pudo volver a la central. Dió las últimas informaciones a Servais. No quedaba más que esperar los resultados de la búsqueda de antecedentes asociados a la foto y las huellas del malhechor. Confirmaron que no aparecía en las bases de datos nacionales y enviaron la información a Interpol, así como a Rosenwald.

El día siguiente recibían información de la policía alemana: el criminal se llamaba Wolfgang Riebenstahl, ex-miembro de la policía de Alemania Oriental. No tenían ninguna información acerca de sus actividades: desde la reunificación, era un "fantasma". Lo habían identificado a partir de los archivos de la ex-RDA.

La encuesta había terminado. Servais y Trompel trabajaron en el informa final que debían remitar a la Justicia.

FIN
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Ésta es por ahora la última novela disponible. Si no la ha leído, le invito a leer la hipernovela "Omyx", donde Trompel termina su carrera.