En Aquisgrán, la oficina de GeZi parecía aún más chica que la que ocupaba ocasionalmente Trompel cuando era detective privado. Acompañado del colega alemán que lo había recibido en la estación del TGV, fueron a la oficina cuya dirección ya tenía este último y tuvieron la suerte de encontrar ahí al secuestrador, lo que pareció aún más extraño al detective. Incluso parecía estarlos esperando y reconoció de inmediato lo ocurrido.
- En efecto, tuve que encargarme de retener a Josefina Mousin. Uds ya sabrán que no le pasó nada y, si me acusan de secuestro, podré demostrarles que este hecho formaba parte de una operación mayor, destinada a rastrear una falsa empresa que realiza espionaje científico e industrial en la Unión Europea y en Estados Unidos.
- Una operación mayor... ¿encargada por quién?
- Trabajo para la CIA.
- No me haga reir.
- No es broma. Hable con el encargado de prensa de la embajada de Estados Unidos en Berlín. Se lo confirmará. Hace tiempo que estamos investigando la falsa empresa Globalteck, que se dedica al espionaje y al mercado negro de tecnología. Supuestamente tiene una sucursal aquí, áunque oficialmente parece estar en Bulgaria, donde no podemos entrar. He servido un par de veces para pasarles información errónea y tuvimos suerte de que me contactaran para este secuestro y organizarnos con la ayuda del ingeniero Benson para arreglar una transferencia segura del software y el correspondiente rastreo.
- ¿Conocía a Benson?
- Ya nos había ayudado en un par de casos. Apenas supimos que Globalteck andaba tras el proyecto MEMO de la universidad San Lucas, lo pusimos sobre aviso, pensando que quizás pidieran su ayuda ya que había colaborado en el caso de d'Aosta y BreinWerken. Fue una suerte que lo invitaran a venir personalmente a Bruselas. Así fue más fácil instalar las trampas.
- ¿Hay una relación entre los dos secuestros, el de d'Aosta y el de Mousin?
- Pensamos que BreinWerken estaba al servicio de Globalteck, pero no se pudo comprobar en ese entonces. Obviamente hay una semejanza en el modus operandi. ¿Hirieron primero a d'Aosta, no es cierto? Aquí, atacaron a Brasseur, pero se le fue la mano al delincuente o no entendió lo que debía hacer, y pasaron al secuestro y al chantaje.
- ¿Ud no tuvo nada que ver con lo de Brasseur?
- ¡En absoluto! Ví la noticia en el diario y me espantó. Yo no tengo nada que ver en ésto. No soy un asesino. Deben haber contratado a otra persona primero, pero cometieron un error y, como ésta fracasó, recurrieron -felizmente- a mis servicios para secuestrar a Josefina Mousin.
- ¿Cómo se contactaron con ud y cómo involucró al joven que la atrajo para raptarla?
- Me llamaron a mi teléfono móvil. Lo encontraron en la página web de GeZi. Para que la participación de Lorand, deben haber preparado el terreno de algún modo. Me dieron su teléfono y, cuando lo contacté, no presentó ningún reparo. Me extrañó un poco, pero preferí no pedir explicaciones, para no descubrirme. Podrán contactarlo y preguntarle. A esta hora, ya no debe haber peligro para él.
- ¿Su nombre es Lorand?
- Alex Lorand. No conozco su dirección pero les puedo dar su teléfono.
- De acuerdo. Lo interrogaremos.
- ¿Ud mandó la información del caso al diario Le Soir?
- ¿Cual información? Yo no he mandado nada a los diarios.
Trompel le mostró el diario, que se había llevado.
- Ésto es muy extraño. Parece una especie de venganza. ¿Querrán dejar en ridículo a la policía?
- Trataremos de averiguar el origen de estos infundios. Pero dudo que saquemos algo.
- Tendrá que acompañarme a la jefatura -dijo el policía alemán-, hasta que verifiquemos con la embajada de Estados Unidos que su participación en este caso es legítima.
- No tengo inconveniente, al contrario. Son los gajes del oficio. Pueden contar con toda mi colaboración. Será mejor incluso, para mantener mi pantalla, que me traten en público como delincuente.- Dirigiéndose a Trompel, agregó: - Antes de salir, quisiera solicitarle que me hagan llegar la información que el profesor Franquin reciba de la copia del programa que dejaron robar. Será capital para saber quienes están detrás de todo ésto. No creo que sea la misma Globalteck, aunque es sin duda el intermediario y la responsable del asesinato y del secuestro. Pero nos interesa sobremanera saber quienes quieren adueñarse de este tipo de tecnología.
- Ésto dependerá de nuestras autoridades y de las verificaciones que aún hemos de realizar. Pero también necesito que me de toda la información que tiene sobre Globalteck y cómo podríamos llegar a ellos. Enfrentan un serie cargo criminal por el asesinato.
- Aquí está todo lo que sé de Globalteck -contestó, entregando una pequeña tarjeta de memoria SD-. No es gran cosa, pero indico cómo me contactan y cómo los puedo informar del avance de una operación.
- ¿Ud les dijo que había liberado a Josefina Mousin?
- No. Ellos me avisaron que habían conseguido la información que pedían y que "podía disponer de ella como me pareciera". No tenía que decirles lo que haría, incluso creo que preferían no saberlo. Pero debían pagarme aún una parte del precio convenido. El banco debería informarme hoy. Evidentemente, tenemos previsto rastrear el origen del dinero y me temo que no será fácil.
Luego Trompel le mostró el retrato hablado del asesino.
- ¿Ha visto antes este hombre? Es el que asesinó el joven ayudante del Proyecto.
- No lo conozco. Pero si me deja este dibujo, lo puedo enviar a la CIA y podrían averiguar. Si obtengo noticias, se las envío.
Parecía que no quedaba mucho por añadir y el policía alemán le pasó las esposas al agente de la CIA. Luego salieron y lo condujeron a la jefatura de la policía de Aquisgrán. Ahí, Trompel redactó un pequeño informe para los locales; se hizo una copia de la tarjeta SD de Rosenwald, que Trompel se llevó de vuelta a Bruselas.
Llegado a la PJ, puso al tanto a Servais y le entregó la tarjeta. El comisario la copió en su propio computador y se la dejó para que hiciera lo mismo y estudiara su contenido. Informado de que Benson habría sido puesto sobre aviso por la CIA, decidió llamar de inmediato a éste. El americano afincado en España les confirmó que la CIA le había advertido de un posible intento de robo del proyecto MEMO y había preparado la programación de las trampas, convenciendo a Mousin de colocarlas apenas llegó a Bruselas.