24/1/12

Paralelo 2



En el escritorio de De la Rue había numerosos papeles y cuadernos de notas que contenías principalmente gráficos y algunos planos trazados a mano alzada. Trompel se dispuso a revisar los cajones. Al abrir el primero de la derecha, descubrió lo que parecía un libro con encuadernación de cuero sin inscripción alguna en la tapa, así como un pequeño reloj de arena, cuyas ampollas de vidrio estaban engarzadas en soportes de parecían de bronce, con extraños grabados. Para acceder al libro, sacó el reloj y lo puso sobre la mesa, dándole vuelta para que escurriera la arena. En este instante pareció producirse una ligera vibración y tuvo la sensación de bajar por una ascensor de alta velocidad. Al mismo tiempo, en la tapa del libro, se iluminaba una figura que representaba también un reloj de arena, aunque estilizado. Y, debajo, una palabra que no entendía, en caracteres latinos como los utilizados en los antiguos monumentos romanos. Abrió el libro. La primera página era idéntica a la portada, como era de esperar. Las siguientes estaban cubiertas de texto, con la mismo tipografía, pero en un idioma que no entendió aunque le parecía bastante parecido al latín. Cerró el libro. La arena terminaba también su caída en el reloj y al detenerse, desaparecieron la figura y el texto de la tapa.

Se puso luego a examinar los planos y gráficos, descubriendo que representaban las catacumbas de París en distintas épocas de la historia. [Los planos incluídos provienen de http://www.catacombes.explographies.com/]
En uno de los cuadernos, que se puso a revisar con detención, encontró explicaciones relativas a dichos mapas así como un folleto publicado por el Oficio de Turismo acerca de estas catacumbas, que señalaba lo siguiente:
    "Cada uno puede visitar las Catacumbas Oficiales de París en Denfert-Rochereau. Pero son solo una pequeña parte de unos 300km de galerías qui corren bajo la capital francesa. Forman parte del imaginario parisino, presentado en novelas y películas. Las galerías de inspección tienen 135km, con 91km bajo calles y 44 bajo jardines, edificios y -mayormente- lugares públicos. Se les deben agregar unos 150km bajo terrenos privados, algunas veces en niveles superpuestos.
    El origen de estas catacumbas se remonta al final del siglo XVIII, con antiguas canteras que fueron seleccionadas para depositar esqueletos y huesos retirados del viejo cementerio de los Inocentes entre 1786 y 1788. Otras galerías corresponden a los trabjos de consolidación de vías públicas debilitadas por las canteras." (de http://cata.riffzone.net/ y http://www.catacombes-de-paris.fr/)

El cuaderno también contenía, al final, un dibujo a mano de una pequeña sección de galerías, cuyo punto de inicio estaba referenciado en uno de los planos oficiales, pero le añadía elementos que no estaban en el plano aludido, que era de los túneles de la red que era permitido visitar. Trompel se propuso dirigirse el día siguiente a este lugar para tratar de descubrior porqué lo había agregado el arqueólogo.


Siguiendo el plano que había encontrado en el cuaderno de De La Rue, llegó a un pequeño pasaje, al que cordón indicaba la inconveniencia de ingresar. Pasó el cordón y, al fondo, después de unos pasos en la oscuridad, descubrió gracias a la linterna que había tenido la precaución de traer una puerta simulada en la pared de piedra. Al centro de la misma aparecía el dibujo que había visto en la tapa del libro. Sacó de su bolsillo el reloj de arena y le dió vuelta. La figura de la pared empezó a brillar y el pórtico se hizo translúcido. Extendió la mano y no encontró resistencia. Siguió avanzando y, casi sin darse cuenta, atravesó la "puerta", sintiendo como si una leve corriente eléctrica le recorriera el cuerpo. Se encontró en una gran sala con columnas luminescentes perfectamente cilíndricas. Se volvió para mirar por donde había pasado: el pórtico se estaba volviendo nuevamente sólido y llevaba la misma figura. Pero, de este lado, estaba adornado con complejos grabados y estaba encima de una plataforma a la cual se accedía por varias gradas, como si fuese un escenario. La arena había dejado de fluir en su reloj, y se lo echó al bolsillo. Descendió las gradas y avanzó. Las columnas iluminaban la sala, pero sin encegecerlo. Siguó avanzando, viendo a al distancia un pasillo que, sin duda, daba otro acceso a esta sala. Pero se encontró bruscamente rodeado por media docena de hombres vestidos de túnicas blancas ceñidas a la cintura y con extraños cascos con visera transparente que lo apuntaban cada uno con una especie de escopeta con un cañon en forma de trompeta.

- ¿Qui sunt vostro? ¿Quo fassad aquo?
No conocía esta lengua pero parecía fácil de entender. Trató de explicarse, pero quedó claro que no lo entendían.

17/1/12

Paralelo 1

Mundo Paralelo

  • "Cada novela es [para el autor] un viaje distinto, en el que no se sabe qué se encontrará al final o si se encontrará algo." (Philip Roth)

1

- Señor Trompel, según me han dicho ha ayudado ya a varios arqueólogos en apuros y por esta razón me lo han recomendado como investigador privado. Lo he venido a ver porque mi marido, que es arqueólogo de la Sorbona, en Paris, ha desaparecido hace una semana y la policía local no ha encontrado pista alguna. La universidad no me ha prestado ninguna ayuda. Ojalá ud me pueda ayudar. 

Jef Trompel estaba en su oficina de detective privado de la calle Fossé-aux-Loups, del centro de Bruselas. La mujer acababa de entrar, haciendo sonar el timbre de la puerta.

- ¿Dónde estaba él cuando desapareció y qué investigaba?
- Iba y venía como siempre entre nuestra casa y la universidad. Le interesaban mucho las catacumbas y numerosos túneles que hay bajo la ciudad y bajaba frecuentemente a recorrer uno u otro sector. La policía hizo una batida por ellos pero no lo encontró.
- Me parece que será necesario interiorizarme con su investigación además de con sus costumbres y actividades. Tendría, por lo tanto, que instalarme por un tiempo en París. Y, por los días ya transcurridos, hacerlo de inmediato. Felizmente, no tengo otro asunto entre manos por ahora. Tendríamos que ponernos de acuerdo sobre mi remuneración.

Informó a la mujer acerca de sus condiciones. Para rebajar los costos, ésta le ofreció que se alojara en su casa, por cuanto tenía disponible una habitación para invitados. Así, además, tendría acceso con más facilidad al escritorio y los documentos del profesor.

Una vez de acuerdo, le preguntó si volvía de inmediato a París. Le dijo que sí. El detective simpre tenía en su oficina una pequeña maleta con un par de mudas de ropa. Recogió del baño su neceser y lo puso en la maleta. Luego puso su laptob en su bolso.
- Me voy con ud. Me parece que hay un Thalys [tren de alta velocidad] que sale dentro de una hora. Estaremos en París antes de la hora de la cena.

Salieron de la oficina y cruzaron el edificio Centro Monnaie para bajar luego a la estación de metro Brouckère. Allí abordaron uno de los tranvías que se desplazaban bajo la avenida entre las estaciones del Norte y del Sur. De la estación del Sur partían los trenes de alta velocidad. Al llegar, reservaron dos plazas en el Thalys de las 15.15. Les quedaba media hora de espera, por lo que se sentaron en la cafetería.

- No le pregunté el nombre de su esposo.
- Es Jean De La Rue. Yo me llamo Joséphine y tenemos dos hijas: Marie, de 15 años, y Céline de 12.
- ¿Hace mucho que su esposo estudia los túneles? ¿Cuál es su especialidad?
- Hace al menos tres años que se dedica este tema. Es experto en temas medievales y ...

Agregó otros detalles acerca de los intereses y conocimientos de su marido, conversación que prosiguió durante el viaje en tren. Así, el tiempo pasó rápidamente y llegaron pronto a la Gare du Nord, en París.

La casa estaba en la calle de Choiseul, cerca de la estación de metro Richelieu-Drout y del bulevar Haussman, donde estaba el hotel Ambassador donde solía alojar Trompel cuando iba a París, por lo que conocía bastante bien los alrededores.

10/1/12

CURAS - 4.3


La orden de arresto para Jacques Vandeput fue enviada a todas las unidades policiales del país y una patrulla fue a su residencial.

Cuando Jacques Vandeput llegó al estacionamiento donde debía esperarlo su hermana se extrañó de encontrarla. Solo había dos posibilidades: o la había detenido la policía o se había aburrido porque se había demorado más de lo previsto y se había marchado hacia su siguiente destino. Se dijo que lo mejor sería regresar cuanto antes a Bruselas, para que no lo echasen de menos si a la policía se le ocurría la idea de verificar que no había dejado la capital. Había llegado unas horas antes de que se presentara la patrulla, dejando constancia de su presencia con la propietaria, y había vuelto a salir para ir a tomar una cerveza. La excitación y la satisfacción del deber cumplido siempre le aumentaban la sed. Además, debería subir el nuevo video a su blog de internet, pero para ello debía pasarlo primero de su cámara a un computador portátil. No podría hacerlo, porque éste estaba en la ambulancia y no lo recuperaría hasta juntarse de nuevo brevemente con su hermana para la siguiente misión.

La residencial se encontraba en la calle Ravenstein. Pensó en ir al bar "La Bécasse" pero se acordó que ya no era bienvenido ahí debido a la pelea en que había sido arrestado y, mientras iba caminando mecánicamente hacia el centro, se preguntó adonde ir. Había varias otras alternativas en la cercanía y, dándose cuenta de que era hora de comer, pensó en los restaurantes al lado de la Bolsa. Sin pensarlo, siguiendo su recorrido habitual, iba a atravesar la Estación Central, por donde podía acortar camino. Pero la policía acababa de apostarse en la estación y uno de los agentes lo reconoció. Avisó a su compañero al mismo tiempo que a la central y ambos se le acercaron sorpresivamente. Hubo un breve forcejeo al ponerle de inmediato las esposas, impidiéndole pelear, cosa que -además- sabía poco conveniente si quería mantener su alegato de inocencia.

Entretanto, su habitación estaba siendo registrada. Se encontró de inmediato la cámara de video, que no había tenido la precaución de esconder, y finalmente, después de una revisión de todos los posibles escondites, aparació una pistola Smith & Weston .40.

Su alegato en la comisaría resultó totalmente inútil. Estaba en posesión del arma y del video de un crimen que acababa de cometerse. El laboratorio logró abrir el computador y encontró los videos de los otros crímenes. Martine Lemie finalmente confesó que había obtenido en el obispado de Lieja la lista de sacerdotes acusados y entrevistado a todos los que habían sido asesinados, informando de los detalles a su hermano, que se juntaba con ella exclusivamente para obtener éstos y "castigar alos culpables". Negó haber estado presente, pero esta afirmación fue recibida con mucha desconfianza.

El arresto de los culpables dió origen a una verdadera batalla de comentarios en la prensa. El escándalo de los sacerdotes pedófilos volvió a primera plana y numerosos lectores tomaban partido a favor de los criminales que "habían limpiado esta basura". Otros respondían que era el papel de la justicia determinar quien era culpable, y al menos una de las víctimas no lo era. Pero algunos no creían en esta absolución e insistían en medidas más drásticas, por cuanto los culpables de pedofilia recibían a pensas unos pocos años de prisión. Otros aprovechaban el hecho para atacar a la Iglesia o bien para "agradecele por haber dado la lista de los criminales a quienes los podían eliminar".

Los mismos intercambios de cartas de lectores, opiniones y artículos se repitieron algunos meses más tarde, cuando el tribunal llevó el proceso y condenó a la pareja con prisión a vida.

Fin

"El Todopoderoso confunde a los insensatos" (Libro de la Sabiduría, 1,3) 

Proximamente: "Mundo paralelo"

3/1/12

CURAS - 4.2


El número de la placa-patente de la ambulancia fue comunicada a todas las comisarías del país y especialmente a la gendarmería, que controla las carreteras. Dos días después, por casualidad, un policía que revisaba camionetas en un estacionamiento de Bastogne se acercó a una ambulancia que le parecía extraña en este lugar. Comprobó que el número de patente era el buscado y se acercó a mirar por la ventanilla. En este momento, el vehículo arrancó. El agente dió la alerta por radio y se estableció un anillo de control alrededor del pueblo. En una de las carretras de salida, la ambulancia embistió las barreras y siguió su carrera, seguida por gendarmes en moto. Uno de ellos le disparó en un neumático y el conductor perdió el control. Salió de la carretera y cayó de costado en una zanja que separa la pista de los campos vecinos.

Acercándose los gendarmes, comprobaron que el conductor era una mujer y que quedó aturdida por el choque, pero sin herida visible. La detuvien y revisaron el vehículo. Tenía dos camillas y estaba arreglada como mobilhome, tal como había señalado Jacques Vandeput. No encuentraron ningún arma aunque sí un computador portátil, pero no pudieron acceder a su contenido porque estaba protegido por una contraseña. Los documentos de identidad de la mujer confirmaron que era Martine Lemie y la llevaron a la comisaría central de la PJ de Bruselas para su interrogatorio. El computador fue enviado al laboratorio.

Mientras se producía la persecución, la police locale había recibido un llamado de la empleada de otro sacerdote que los alerta de la presencia de un extraño en la casa parroquial de Bastogne. Mientras hablaba, se oyó un disparo. La policía dió inmediatamente la orden de acordonar la casa. Pero el asesino se había escapado ya.

Acusada de los crímenes, Martine Lemie-Vandeput protestó, alegando inocencia. Del asesinato del cura de Santa-Gertrudis dijo no saber nada y que estaba en perfecta salud cuando dejó la casa parroquial. Pero se rehusó a informar sobre sus desplazamientos y a indicar si viajaba sola o acompañada. Tampoco explicó por que arrancó cuando el policía revisó la ambulancia en Bastogne y no quiso dar la contraseña del computador alegando que contenía cosas privadas y esperaría el consejo de su abogado.

- Algo no cuadra -le comentó Servais a Trompel-. ¿Por qué arrancó si no tenía nada que reprocharse y no llevaba arma alguna? ¿Por qué nunca dijo a su marido donde estaba ni justificó su viaje cuando lo llamaba? Todos sus llamados los hizo cada vez cerca de donde hubo un asesinato y ésto no puede ser coincidencia. Menos si sabemos ahora que ella pudo obtener la lista de sacerdotes acusados. Si ella no cometió los crímenes, debió ayudar a alguién.
- ¿Qué hay de su hermano? Él sabe de armas y tiene un fuerte sentimiento anticlerical.
- Nos dió coartadas...
- Pero todas las distancias son cortas en nuestro país y, tanto por carretera como en tren se puede llegar a cualquier parte en un par de horas. Ni en su hotel ni en su residencial pueden dar fe de que no se ausentó unas cuatro o cinco horas.
- Ésto es cierto. Puede perfectamente haberse juntado con su hermana.
- Se me ocurre que ella le preparaba el terreno, visitando a las futuras víctimas para conocer el terreno e informar luego a su hermano.
- Tendremos que volver a interrogarlo, y en forma bastante más dura. Y verificar con precisión donde estaba en el momento del asesinato de Bastogne.
- ¿No podríamos allanar su residencial, en busca del arma?
- Sí, creo que deberíamos hacerlo. Trataré de conseguir la orden.