El día siguiente, cuando se aprestaba a salir para viajar a Chichen-Itzá con el empresario francés, encontró una hoja de papel que había sido tirada bajo la puerta de su cuarto. La desdobló y vió una serie de signos que identificó como jeroglíficos mayas. Se puso el papel en el bolsillo, y salió a encontrarse con Mézière, que lo esperaba a la entrada del hotel en su todo-terreno. Después del intercambio de saludos, sacó la hoja de su bolsillo y la enseñó al francés.
- Alguién tiró esta hoja bajo mi puerta. ¿Será una simple muestra de arte o alguna publicidad? ¡Podrían ser más explícitos!
- Es en efecto un mensaje maya. Tengo un diccionario maya en la guantera. ¿Por qué no lo saca y trata de traducirlo?
- ¡Es harto difícil encontrar el significado de un glifo! -dijo Trompel-. ¿Cómo diablos los ordenan?
- Los arqueólogos conocen el silabario, así que los leen con bastante facilidad. Y el orden es el de la transcripción en alfabeto latino.
- Ésto no me ayuda mucho.
- A mí tampoco. Pero si ve la planilla completa del silabario, puede identificar los signos y, así, la transcripción. Luego busque el significado de ésta en el diccionario maya-español.
- A ver: tenemos "ti - chan - kin - usak - ch’e’n". Ahora, veamos el diccionario. Ésto sería "en/para - cuatro - sol/día - flor blanca - cueva".
- "En cuatro días la flor blanca estará en la cueva". ¡Ésto es un mensaje de narcotraficantes! Sin duda se han equivocado de puerta en tu hotel y el mensaje debía ser entregado a otra persona. ¡Ojalá no nos cause problema!
La guía que tenía Trompel explicaba que Chichén Itzá fue una ciudad o un centro ceremonial que pasó por diversas épocas constructivas e influencias de los distintos pueblos que la ocuparon y que la impulsaron desde su fundación. El nombre significa "la boca del pozo de los magos del agua", lo cual alude a los cenotes de la región. Hacia el final del período clásico tardío (600-900 DC), Chichén Itzá se convirtió en uno de los más importantes centros políticos del mundo Maya. Durante el posclásico (900 a 1500), la ciudad se consolidó como el principal centro de poder de la península de Yucatán.
Llegados a la gran explanada, los dos amigos se dirigieron primero hacia la Pirámide de Kukulcán, que domina el sitio. Llamado por muchos "el Castillo", es uno de los edificios más notables de la arquitectura maya, una pirámide de cuatro lados que culmina en un templo rectangular. Se asienta sobre una plataforma rectangular de 55,5 metros de ancho y tiene una altura de 24 metros.
Subieron hasta la cima por una de las cuatro escalinatas -una de cada lado-, contando los 91 escalones, más uno para penetrar en el templo superior. La guía hacia notar que la suma de los escalones de los cuatro lados, más el superior correspondía a los 365 días del año. Desde arriba, podían observar todo el sitio, con el llamado "Caracol", que era un observatorio, la cancha del juego de pelota y el "Templo de los guerreros y de las 1000 columnas" (aunque, en realidad, eran sólo 200 columnas).
Después de bajar, recorrieron ese templo y fueron a ver la cancha de pelota, un juego muy diferente de cualquiera que conocemos hoy. La pelota, de hule, se hacía rebotar con las manos -enguantadas-, los codos, los hombros, las caderas o las rodillas. Intervenían dos equipos de siete jugadores, que debían hacer pasar la pelota por un aro de piedra en la pared. Se dice que el capitán vencedor -o algún otro jugador de su equipo- era sacrificado a los dioses, pero esta tesis sigue discutida.