21/6/11

Los Seis - 3.3

Luego del ingreso del féretro al horno crematorio, debían esperar en la cafetería que el proceso terminara. Después de su conversación, Trompel se fue a juntar con el resto de la familia. Todos conversaban y comían algunos sandwiches, ya que era la hora de almuerzo, pero el ambiente lo molestó y decidió escabullirse. Sólo Servais, que se había quedado, se dió cuenta de ello y salió a buscarlo, convencido de que no era buena idea dejarlo solo. Lo encontró caminando hacia la salida del cementerio.
- ¿No vas a esperar las cenizas?
- No podría. No puedo creer que me haya dejado.
- ¿Adonde quieres ir?
- A casa. Quiero estar con ella. Respirar su aire, tocar su ropa.
- Te llevo -dijo el comisario, que temía que hiciera alguna tontería.

Volvieron luego a la casa del detective. En el trayecto, Servais avisó por su teléfono móvil al hermano de Paula que llevaba a su amigo a casa. Contrariamente a lo anunciado, Trompel no quiso entrar en el dormitorio y se sentó en silencio en la pequeña sala de estar. Servais no sabía si lo mejor era dejarlo o acompañarlo un rato. Finalmente se sentó en otra butaca y respetó su silencio. Después de un rato le dijo a su amigo:
- Deberías comer algo. Hace tiempo que pasó la hora de almuerzo.
- No tengo hambre.
- Tómate al menos un vaso de agua.
Lo fue a buscar y lo puso en la mesa delante de él.
- Siempre pensé que envejeceríamos juntos, después de tener un par de hijos y luego nietos. ¿Qué voy a hacer ahora? ¡No puedo pensar en la vida sin ella!
- Lo irás superando día a día. Tomará tiempo, pero su recuerdo te dará fuerza. Puedes contar conmigo. Debes tener clientes que esperan el resultado de tu trabajo: ésto es bueno para cambiarte las ideas. Debes poder pensar en otra cosa.
- ¡Quiero atrapar al maldito que lo hizo! Quiero volver a la PJ. Hacerme cargo de la investigación.
- Ésto, no lo puedes hacer. Déjanoslo a nosotros. Sabes que el reglamento no te permite hacerte cargo.
- Pero yo seguí de cerca el caso de los 6 y ésto es parte del caso.
- Pero lo hiciste en forma privada y el caso no es de tu incumbencia. Sólo sabes lo que hemos permitido que sea publicado o escasas cosas en que se nos adelantaron. Lo siento, no puedes volver. El reglamento es sabio: estás involucrado emocionalmente y ésto no es sano. No quiero verte en la brigada. Solicitar oficialmente tu reingreso sería absolutamente inútil en las presentes circunstancias.
- ¡M...! ¡Seguiré investigando por mi cuenta! No puedo dejar las cosas así.
- Mejor no lo hagas. Si interfieres, deberé detenerte -concluyó Servais, aunque sabía que le costaría mucho tomar una medida de este tipo. Y, conociendo las habilidades del ex-detective, pensó que un poco de ayuda de su parte no le vendría mal. En estos días estaban muy recargados de trabajo en la PJ.
- Voy a tener que dejar este departamento. Todo me recuerda su presencia aquí. Si me quedo, me volveré loco.
- Búscate otro lugar por un tiempo, pero quizás, cuando te sientas mejor, te agrade volver aquí y gozar de los recuerdos. No te apresures en tomar decisiones irremediables.
- Quizás tengas razón. Me voy a ir por unos días.
Ya estaba pensando, en realidad, en el departamento que le había ofrecido del hombre que lo había abordado en el cementerio y en lo que podría averiguar allí. Se tomó entonces el vaso de agua. Cerró los ojos y pareció relajarse. Servais pensó que ya se estaba controlando mejor y decidió que había llegado el momento de dejarlo, así que se despidió.