De vuelta en su oficina de Bruselas, Trompel encendió su computador y transpasó las notas que había tomado en la universidad. Luego se conectó con el Registro Civil para buscar los miembros de la familia de Pollion. Descubrió así que sus padres habían fallecido dos años antes y que solo tenía una hermana que vivía en Namur. Pasó a la conexión especial de la PJF con la compañía telefónica y obtuvo el teléfono de Joséphine Pollion. Como ya eran más de las seis de la tarde, contaba con que estuviera en su casa. Y le contestó efectivamente de inmediato. Trompel se presentó y le preguntó si tenía noticias de su hermano.
- Se fue a mediados de julio a Arabia Saudita. Entiendo que se iba a embarcar ahí para realizar exploraciones submarinas en el Golfo Pérsico. Debía regresar los últimos días de agosto, para luego retomar sus clases en la universidad. ¿Por qué me lo pregunta la policía? ¿Le ha pasado algo?
- El hecho es que no llegó a hacer sus clases y el decano de su facultad se inquietó. Por ésto nos denunció una posible desaparición. ¿Su hermano no debería haberse comunicado con ud. a su regreso?
- ¡Oh, es un típico científico distraído! Si encontró algo que lo entusiasmó, habrá estado más preocupado de su hallazgo y de la publicación que podría hacer. Ha pasado más de una vez, por lo que ya no me preocupo si pasan uno o dos meses sin saber de él, especialmente cuando sale en alguna expedición.
- Entiendo, entonces, que su atraso no la inquietó.
- En absoluto. Pero si no se presentó en la universidad, sí que me inquieta ahora. ¡Era muy cumplidor y muy respetuoso de sus obligaciones para con sus estudiantes! Sin duda su ayudante, en la facultad, debería poder ayudarle: debe estar al tanto de su calendario y de sus planes.
- Ya hablé con ella y fue ella quien dió la alerta por su ausencia.
- Lo lamento mucho. Espero que pueda encontrarlo y que no haya pasado nada. ¡Por favor, manténgame al tanto! ¡Ahora sí que estoy preocupada!
- ¡Cuente con ello! Gracias señora Pollion.
- Hasta luego, inspector.
Trompel calculó la hora y pensó que no era demasiado tarde en México para hablar con Gordon Harris. Había obtenido sus números de teléfono. Dada la hora, perfirió llamar a la casa. primero le contestó alguién en español, idioma que manejaba suficientemente bien para explicar que deseaba hablar con el arqueólogo y entender que lo iban a llamar. Unos minutos después inició la conversación con él explicándole las razones de su llamado y la inquietud surgida en la UCL.
Gordon se extrañó del retraso pero explicó que había dejado a Pollion en Dubai, donde fotografiaba las tablillas encontradas en el fondo marino del Golfo Pérsico, y trabajando con el doctor Kauffman en su traducción. Era el 15 de agosto y Pollion tenía agendado su vuelta para el día 24.
- A lo mejor se entusiasmo con algún descubrimiento y es incluso posible que hayan vuelto los dos al mar. Estaban hablando de contrar el barco por una semana más, porque la expedición fue mucho más exitosa de lo esperado y querían rastrear una zona subacuática más amplia que la inicial.
- ¿Habían descubierto algo tan importante como para volver de inmediato y buscar más?
- Encontramos los cimientos de una gran construcción y, dentro de ellos, un especie de depósito pequeño de tablillas precuneiformes. Lo que alcancé a leer de las tablillas ya traducidas por Müller decía que los dioses vinieron "dividiendo el mar" y que el creador era "corazón del cielo". Había creado al mundo por etapas (como señala la biblia) y hubo varios intentos fracasados de creación del hombre, con barro y madera, hasta que se logró con "una simiente y sangre". El primer hombre podía ver toda la tierra, que era redonda, y ésto no les gustó a los dioses que le acortaron la visión. Fue creado para rendir culto a los dioses y servirles (trabajar para ellos). ¿No le parece que ésto podía empujar a buscar más? Sabemos que hubo cinco ciudades antes del diluvio. Lo que encontramos corresponde sin duda a una, quizás la primera y se necesitarán otras expediciones para buscar las otras. Pero encontramos un edificio. ¿No habrá restos cercanos de otros? Teniendo aún tiempo, Pollion y Kauffman, con lo que tradujeron, pueden haber convencido a Bin Rachid de financiarles otra semana en el mar.
- De acuerdo. Así que Kauffman es quién puede saber más acerca de lo ocurrido.
- En efecto.
- Trataré de contactarlo. A propósito, ¿encontró algo que relaciona a los sumerios con México? Me dijo la ayudante de Pollion en la universidad que ud buscaba este tipo de información.
- Hay en efecto algunos textos presumerios que llaman a los trabajadores humanos "cabezas negras". Pero, en lo que pude leer ahora, nada se refería a viajes hacia el poniente.
- Lo siento. Espero que tenga más suerte en el futuro. Le agradezco su información.
- Si le puedo ser útil, no dude en llamarme. E infórmeme de sus progresos por favor. También me está inquietando el retraso de mi amigo.
- Lo mantendré al tanto. Adios.
- Adios.
Trompel pasó a su propio computador los archivos de Pollion que se había llevado en su pendrive. No los podría leer en seguida por cuanto también tenía que atender otros asuntos. Dada la hora, se dedicaría a ellos el día siguiente.
Como le sugirió Marguerite Luyckx, empezó por el contenido de la carpeta "Bib-Atlantida", que le sorprendió enormemente. Era material que no se había dado aún a la publicidad. Y son los capítulos que siguen.
- Se fue a mediados de julio a Arabia Saudita. Entiendo que se iba a embarcar ahí para realizar exploraciones submarinas en el Golfo Pérsico. Debía regresar los últimos días de agosto, para luego retomar sus clases en la universidad. ¿Por qué me lo pregunta la policía? ¿Le ha pasado algo?
- El hecho es que no llegó a hacer sus clases y el decano de su facultad se inquietó. Por ésto nos denunció una posible desaparición. ¿Su hermano no debería haberse comunicado con ud. a su regreso?
- ¡Oh, es un típico científico distraído! Si encontró algo que lo entusiasmó, habrá estado más preocupado de su hallazgo y de la publicación que podría hacer. Ha pasado más de una vez, por lo que ya no me preocupo si pasan uno o dos meses sin saber de él, especialmente cuando sale en alguna expedición.
- Entiendo, entonces, que su atraso no la inquietó.
- En absoluto. Pero si no se presentó en la universidad, sí que me inquieta ahora. ¡Era muy cumplidor y muy respetuoso de sus obligaciones para con sus estudiantes! Sin duda su ayudante, en la facultad, debería poder ayudarle: debe estar al tanto de su calendario y de sus planes.
- Ya hablé con ella y fue ella quien dió la alerta por su ausencia.
- Lo lamento mucho. Espero que pueda encontrarlo y que no haya pasado nada. ¡Por favor, manténgame al tanto! ¡Ahora sí que estoy preocupada!
- ¡Cuente con ello! Gracias señora Pollion.
- Hasta luego, inspector.
Trompel calculó la hora y pensó que no era demasiado tarde en México para hablar con Gordon Harris. Había obtenido sus números de teléfono. Dada la hora, perfirió llamar a la casa. primero le contestó alguién en español, idioma que manejaba suficientemente bien para explicar que deseaba hablar con el arqueólogo y entender que lo iban a llamar. Unos minutos después inició la conversación con él explicándole las razones de su llamado y la inquietud surgida en la UCL.
Gordon se extrañó del retraso pero explicó que había dejado a Pollion en Dubai, donde fotografiaba las tablillas encontradas en el fondo marino del Golfo Pérsico, y trabajando con el doctor Kauffman en su traducción. Era el 15 de agosto y Pollion tenía agendado su vuelta para el día 24.
- A lo mejor se entusiasmo con algún descubrimiento y es incluso posible que hayan vuelto los dos al mar. Estaban hablando de contrar el barco por una semana más, porque la expedición fue mucho más exitosa de lo esperado y querían rastrear una zona subacuática más amplia que la inicial.
- ¿Habían descubierto algo tan importante como para volver de inmediato y buscar más?
- Encontramos los cimientos de una gran construcción y, dentro de ellos, un especie de depósito pequeño de tablillas precuneiformes. Lo que alcancé a leer de las tablillas ya traducidas por Müller decía que los dioses vinieron "dividiendo el mar" y que el creador era "corazón del cielo". Había creado al mundo por etapas (como señala la biblia) y hubo varios intentos fracasados de creación del hombre, con barro y madera, hasta que se logró con "una simiente y sangre". El primer hombre podía ver toda la tierra, que era redonda, y ésto no les gustó a los dioses que le acortaron la visión. Fue creado para rendir culto a los dioses y servirles (trabajar para ellos). ¿No le parece que ésto podía empujar a buscar más? Sabemos que hubo cinco ciudades antes del diluvio. Lo que encontramos corresponde sin duda a una, quizás la primera y se necesitarán otras expediciones para buscar las otras. Pero encontramos un edificio. ¿No habrá restos cercanos de otros? Teniendo aún tiempo, Pollion y Kauffman, con lo que tradujeron, pueden haber convencido a Bin Rachid de financiarles otra semana en el mar.
- De acuerdo. Así que Kauffman es quién puede saber más acerca de lo ocurrido.
- En efecto.
- Trataré de contactarlo. A propósito, ¿encontró algo que relaciona a los sumerios con México? Me dijo la ayudante de Pollion en la universidad que ud buscaba este tipo de información.
- Hay en efecto algunos textos presumerios que llaman a los trabajadores humanos "cabezas negras". Pero, en lo que pude leer ahora, nada se refería a viajes hacia el poniente.
- Lo siento. Espero que tenga más suerte en el futuro. Le agradezco su información.
- Si le puedo ser útil, no dude en llamarme. E infórmeme de sus progresos por favor. También me está inquietando el retraso de mi amigo.
- Lo mantendré al tanto. Adios.
- Adios.
Trompel pasó a su propio computador los archivos de Pollion que se había llevado en su pendrive. No los podría leer en seguida por cuanto también tenía que atender otros asuntos. Dada la hora, se dedicaría a ellos el día siguiente.
Como le sugirió Marguerite Luyckx, empezó por el contenido de la carpeta "Bib-Atlantida", que le sorprendió enormemente. Era material que no se había dado aún a la publicidad. Y son los capítulos que siguen.