Capitulo 5. Escalada
En su discurso en Namur, el presidente de "Nueva Independencia" habló primero del aumento de la delincuencia, un tema muy sensible para todo el mundo. Recién, unos días antes, se había producido un enorme bloqueo en el "ring" -la autopista que circunda Bruselas- debido a que varias pandillas de delincuentes habían atacado grandes camiones para robar su carga, principalmente autos nuevos que habían descargado y con los cuales habían huído. Luego pasó a denunciar el enriquecimiento ilícito de los "políticos tradicionales". Exhibió una lista de cuentas bancarias pertenecientes a una docena de sus competidores en que habían sido recibidas fuertes sumas de dinero en las últimas semanas, todas las cuales habían sido transferidas a paraísos fiscales. Declaró que había enviado este mismo día la lista a la PJF, con la identificación de los dueños de las cuentas. A continuación, condenó fuertemente a "la conducción liberal producto de veinte años de ceguera ideológica a nivel mundial, europeo y belga". "La dialéctica izquierda-derecha que sigue impregnando los discursos de los partidos tradicionales de alcance nacional está totalmente agotada. No son capaces de ofrecer una alternativa humanista e igualitaria, la única que puede llevar a la felicidad humana y que es la que persigue nuestro partido. El siglo XXI requiere un nuevo esquema político, una nueva estructura del Estado, que se libere de los formatos heredados del siglo XIX. Ésta es la Nueva Independencia que buscamos. El 20 de octubre, queremos sorprender a todos, mostrando que éste es el cambio que quieren nuestros compatriotas: los electores señalarán los cambios que desean y que estamos seguros de interpretar. hemos escuchado sus gritos de protesta y creemos que podemos apoyarnos en ellos para criticar a las actuales autoridades y sus perpetuos abusos."
El comisario Servais se enteró de la denuncia de Daems por el informativo de televisión esa misma noche. Sin duda el documento remitido por el PNI debía estar en poder de la brigada de delitos económicos. Asi que, el día siguiente, pidió una copia y advirtió al comisario a cargo de que podía ser un farol. Éste aceptó hacer la investigación con la mayor premura para evitar el uso propagandístico del asunto durante la campaña electoral. Dado que todas las cuentas aludidas pertenecían al Banco Lambermont, la hipótesis de una manipulación era más que evidente cuando se contaba con los antecedentes que ya tenía Servais. Convinieron entonces en mantenerse mútuamente informados para seguir completando el dossier acerca de las extrañas actividades del PNI.
Con el pretexto de pedirle su opinión acerca del discurso de Daems, Trompel llamó por teléfono a la diputada Darbée y concertaron un nuevo encuentro para el día siguiente a las seis de la tarde. Sería en un salón de té del bulevar Anspach, al frente de lo que habían sido las desaparecidas Galerías Anspach.
- ¿El discurso de Daems te ha dejado alguna duda? le preguntó Darbée a Trompel cuando se hubieron saludado.
- Para nada. Después de mis reuniones en el partido y contigo, no me aportó nada nuevo. ¿Pero crees que podrá influir en la gente para que voten por el partido? Me parece que sus argumentos fueron bastante débiles. Lo del ataque a un par de camiones ha sido una casualidad y la acusación de ganancias ilegales ha de ser probada.
- Espérate. Para nosotros los argumentos son los hechos. La gente está asustada con la delincuencia y aburrida de que ni el gobierno ni el Parlamento hacen algo al respecto. Y habrá más y más delitos, y ésto empujará a la gente. Aunque no me guste, los malos son los que nos hacen la mejor propaganda.
- ¿Y crees que será suficiente?
- Lo espero. Y jugaremos todas nuestras cartas a este argumento en todo lo que queda de la campaña electoral, puedes estar seguro.
- ¿Y qué solución propones? ¿Un estado policial?
- Sospecho que algunos, como su amigo Durand, el presidente del banco Lambermont, y el ex-general Bertrand empujen a Daems a pensarlo. Pero no creo, ni me gustaría, que se llegue a tal extremo. Pero hay que reforzar la policía, realizar más detenciones y aumentar mucho más las penas. Deberíamos inspirarnos un poco en la ley islámica.
- ¿Impondrían la sharia? ¿Por ésto hay árabes en las reuniones?
- He dicho inspirarnos no adoptar. Y, sí, efectivamente tenemos buenos amigos árabes y nos están ayudando a formular una propuesta de reforma del código penal. De hecho, muchos nos apoyan por ésto y también por nuestra política de apertura y respeto frente a los emigrados. Siempre que sus documentos estén en regla y respeten nuestras costumbres y nuestras leyes, por cierto.
- Te apoyo al cien por ciento en ésto del respeto. Pero tendría que ver este proyecto de ley penal antes de opinar al respecto.
- Te lo facilitaré en cuanto esté listo. Será bueno difundirlo. Pero dudo de que esté antes de las elecciones regionales. Podría ser nuestro argumento central para las federales, después.
- Te lo agradeceré. Pero me parece muy complicado cambiar el código. Y si de ésto se trata, es obviamente a nivel federal que habría que discutirlo. Quizás tengan razón en esperar.
- Solo podremos presentar este proyecto si ganamos suficientes escaños en las regionales.- Ésto es cierto. Tú sola, ahora, no puedes hacer nada.
- ¡Salvo hablar en la sala o en público! ¡O contigo! -agregó riendo.
Con la risa las preocupaciones parecieron disolverse y se pusieron a hablar de sus actividades -al menos las que Trompel podía citar- y luego de sus gustos y pasatiempos. Descubrieron que tenían otros intereses en común y siguieron conversando como buenos amigos. Era, en realidad, lo que buscaba Trompel y se felicitó de que estaba logrando su objetivo. Además, por cierto, de haber logrado esclarecer un punto más de su encuesta: el rol de los árabes en el PNI.