25/1/11

Colonización 3.2.


« El octavo año de la Colonización del sistema de Shamash, colocamos nuestra nave nodriza en órbita alrededor de Shugi, el tercer planeta. El momento había llegado de iniciar la última fase de nuestra misión: establecernos en el planeta azul. El jefe de la misión sería el nefiliano Enlil, quién debería gobernar el conjunto de las bases en tierra, mientras el kentoi Anu seguía en la nave orbital. Piter, al mando supremo de toda nuestra presencia en este sistema solar, seguía por su parte en la nave colonizadora, viajando regularmente de un planeta a otro hasta que todas las bases estuviesen aseguradas. Luega debía volver a Omyx, cuando la alineación de las olas de la cuarta dimensión fuese la adecuada.»


[ Grabado sumerio: "La nave circular, con su parte superior similar a una corona y sus alas y antenas extendidas, está situada en los cielos, entre Marte (la estrella de seis puntas) y la Tierra y la Luna. En la Tierra, una divinidad extiende su mano, recibiendo a un astronauta que está todavía en los cielos, cerca de Marte. Al astronauta se le muestra portando un casco con visor y una coraza. La parte inferior de su traje es como la de un «hombre-pez» -quizás, un requisito ante un posible amerizaje de emergencia en el océano. En una mano sostiene un instrumento; con la otra parece responder al saludo de la Tierra." (De Sitchin, p.143) ]

« Nuestros exploradores aéreos habían rastreado ya todo el planeta con múltiples instrumentos y contabamos con mapas físicos, térmicos y magnéticos completos. Sabíamos así que podíamos contar ahí con dos grandes fuentes de energía renovable: la solar y la magnética. Esta última era sumamente interesante y práctica porque sería para nosotros una fuente permanente de electricidad de muy fácil uso. Por esta razón decidimos construir de inmediato instalaciones generadoras en los vórtices magnéticos del planeta. Éstos, felizmente, estaban en una franja situada un poco más al norte del ecuador, donde se terminaban los grandes hielos que descendían desde el polo. Los sondeos automáticos mostraban que se estaba produciendo un lento deshielo, lo cual permitiría ganar tierra útil para el desarrollo de la agricultura y la ganadería, para las cuales había en ese momento poco espacio. Más al sur, había sábanas y bosques cuyo suelo no parecía adecuado y que estarían lejos de las fuentes de energía magnética y de otra, muy importante para un número importante de vehículos: el petróleo.

Los primeros descensos se hicieron en naves anfibias. Haría falta un duro trabajo para construir las plataformas sólidas necesarias para aterrizar y luego levantar vuelo para regresar a la nave en órbita. Esta primera misión fue encargada a Enki, el jefe de los ingenieros, y varias naves fueron lanzadas hacia la primera zona elegida, un lugar llamado HA.A.KI («lugar de los peces-agua»), al borde de las tierras pantanosas con excelente clima.

En una montaña en una península [el Sinaí] hacia el oeste se instaló un pequeño centro de control de vuelo y, un poco más allá, al borde de un río, se instaló la primera base energética, que llamamos Giz.Heh. Una vez edificada, transmitía energía al centro de control, el cual, desde entonces, contaba con poderosos instrumentos de comunicación y de defensa.»

18/1/11

Colonización 3.1.

Capítulo 3. El establecimiento de los "dioses" en la Tierra

Al abrir el archivo sobre el Golfo, Trompel encontró primero la transcripción de algunos antecedentes sobre la situación de la región en los tiempos más remotos:

"Cuando los nefilim llegaron a la Tierra, hace unos 450.000 años, alrededor de la tercera parte del suelo firme estaba cubierto de capas de hielo y glaciares. Con tantas aguas de la Tierra heladas, las lluvias eran escasas, pero no en todas partes. Debido a las peculiaridades de los patrones de viento y al terreno, entre otras cosas, algunas zonas de la tierra que en la actualidad están bien provistas de agua eran estériles entonces, y algunas zonas que en la actualidad sólo tienen lluvias estacionales, tenían lluvias durante todo el año por aquel entonces.

Los niveles del mar también eran más bajos, debido a la gran cantidad de agua capturada como hielo sobre las masas de tierra. Las evidencias indican que, durante las dos eras glaciales principales, los niveles del mar estaban entre 180 y 215 metros más bajos que en la actualidad. De ahí, que hubiera tierra firme donde ahora hay mares y costas. Donde los ríos seguían corriendo, creaban profundas gargantas y cañones, si sus cursos les llevaban por terrenos rocosos; si sus lechos discurrían por terrenos blandos y arcillosos, llegaban a los mares glaciares a través de inmensas tierras pantanosas.

Llegando a la Tierra en mitad de una situación climática y geográfica de este tipo, ¿dónde iban a establecer su primera morada los nefilim? Sin duda, buscarían un lugar que tuviera un clima relativamente templado, donde unos simples refugios fueran suficientes, y donde se pudieran mover con ropas ligeras, y no con pesados trajes aislantes. También debieron buscar agua para beber, lavarse y otros propósitos industriales, así como para el sostenimiento de la vida vegetal y animal necesarias para la alimentación. Los ríos servirían tanto para facilitar la irrigación de grandes extensiones de tierra, como para proporcionar un medio de transporte adecuado.

Sólo una estrechísima zona templada de la Tierra reunía todos estos requisitos, así como ofrecía los grandes terrenos llanos necesarios para los aterrizajes. Así pues, los nefilim centraron su atención, como ahora sabemos, en los tres principales sistemas fluviales y en sus llanuras: el Nilo, el Indo y el Tigris-Eufrates. Cada una de estas cuencas fluviales reunía las condiciones necesarias para la primera colonización; con el tiempo, cada una de ellas se convertiría en el centro de una antigua civilización.

Los nefilim difícilmente habrían ignorado otra necesidad: una fuente de combustible y energía. En la Tierra, el petróleo ha sido una fuente versátil y abundante de energía, calor y luz, así como una materia prima vital en la elaboración de infinidad de bienes esenciales. Los nefilim, a juzgar por las prácticas y los registros sumerios, hicieron un amplio uso del petróleo y de sus derivados, y sería razonable pensar que, en su búsqueda del habitat más adecuado en la Tierra, los nefilim prefirieran un lugar rico en petróleo." (Sitchin, p.149-151)


11/1/11

Colonización 2.3.

"Cuando nuestra gran nave estuvo en órbita de Shamash-5, empezamos a instalar ahí nuestra primera base, la que fue por un tiempo nuestro nuevo y único hogar en el sistema Shamash. Como era un planeta con una intensa actividad volcánica era muy interesante para instalar sistemas de captación de energía. Si bien en el espacio interplanetario nuestros sistemas se alimentaban fundamentalmente de la energía oscura del universo, para instalaciones en tierra era preferible utilizar fuentes lumínicas y caloríferas que utilizaban sistemas de captación y transformación menos complejos y más fáciles de construir. Los kentois eran expertos en este tipo de trabajo.

Debido a su distancia de Shamash, Tiamat recibía escasa luz y ésta, así, de poco servía como fuente energética. Pero esta situación se veía compensada por un núcleo planetario muy caliente, lo cual permitía recurrir a fuentes geotermales y a un sistema de represas de pasada de magma que los kentois habían desarrollado en algunos sectores de Omyx.

Las imponentes cordilleras basálticas entre las cuales se encontraban los enormes volcanes fueron muy útiles para la construcción de nuestros refugios. Los módulos prefabricados que llevabamos no habrían servido de nada ante las constantes erupciones que lanzaban hacia el cielo imponentes megalitos que los habrían aplastado. Pero nuestras herramientas de fusión podían cortar el basalto y, a partir de algunas cuevas que descubrimos por un feliz azar, pudimos tallar corredores y piezas de diferentes tamaños, según las funciones que deberían cumplir. Ya traíamos planos de las instalaciones que necesitaríamos en una primera etapa en cada planeta visitado y, mientras casi todos seguíamos en órbita haciendo tareas rutinarias o procesando los datos recogidos en los diversos planetas por nuestras sondas automáticas, las cuadrillas de kentois bajaban a tallar los espacios requeridos para la base Tiamat I.

En los valles entre las cordilleras corrían ríos de agua. Pero ésta estaba caliente, debido al calor del suelo, y no era potable porque contenía muchos sulfuros, debido a la actividad volcánica. La vegetación, que se alimentaba de ella, se limitaba a una especie de pasto amarillento y a unos arbustos espinosos. Nuestros botánicos confirmaron que no tenían clorofila y que no requerían de la luz solar para, sin embargo, filtrar el dióxido de carbono y producir oxígeno.

La gravedad de Tiamat era cercana al doble de la de Omyx, lo que hacía penoso el trabajo pesado e impedía a los nefilianos levantar el vuelo. Pronto los que bajaron quedaron agotados y se les permitió volver a vivir en la nave colonizadora, de donde monitoreaban las tareas que les correspondían y que debían realizar los kentois desgraciadamente menos especializados en éstas.

Los ingenieros agrónomos analizaron el suelo e hicieron los cambios genéticos necesarios en las semillas que habían traído. Se prepararon granjas experimentales con sistemas de iluminación sustitutivos del sol y se potabilizó el agua, logrando así hacer crecer las plantas. Pero si el calor del suelo favorecía su crecimiento, agotaba rápidamente las raíces y eran pocas las semillas que llegaban a la madurez. Por otra parte, resultó imposible lograr que las leguminosas tuviesen un gusto soportable. Al final, era de lejos preferible y más sencillo utilizar cultivos hidropónicos, pero ello implicaba utilizar nutrientes que no era fácil encontrar y purificar en el planeta. Fue finalmente ésta la tarea que resultó la más importante e imprescindible para lograr la total independencia y autonomía de la nueva colonia.

La gran nave partió entonces hacia el siguiente planeta. Permanecieron varias semanas en órbita, tiempo que dedicaron a cartografiar el planeta, enviando pequeñas naves tripuladas para hacer observaciones de todo tipo. Descubrieron así que un enorme escalón, cercano al ecuador, divide al planeta en dos regiones claramente diferenciadas: un norte profundo, marcado por volcanes, y un sur alto y escarpado. El hemisferio norte era practicamente inhabitable. Era desértico, con un volcán de más de 25 kilómetros de alto y numerosos cráteres, y el hielo del amplio casquete polar no era de agua sino de CO2. Los escasos ríos fluían durante la noche, alimentados por el hemisferio sur, pero se evaporaban de día, con el calor solar. Este otro hemisferio, al contrario, tenía un casquete polar de agua congelada, numerosos ríos sinuosos encerrados en grandes cajones pero con valles fértiles y algunos lagos. Las planicies altas, sin embargo, eran muy secas. La atmósfera era delgada pero respirable. Los valles, por lo tanto, serían habitables y los dyaus decidieron establecer ahí una primera verdadera colonia, pero reservando la mayor parte del personal y de los equipos para el tercer planeta, cuyos informes previos eran más auspiciosos."

Los últimos párrafos del relato histórico encontrado en "Los Órganos" daban cuenta de los preparativos y del viaje realizado por la nave colonizadora hacia Shugi, el tercer planeta. Llegados en órbita, se repartieron las funciones de acuerdo a la especialidad de cada cual y, de acuerdo a la exploración cercana del planeta, se determinaron los lugares donde se establecerían las primeras bases. El redactor no estaba al tanto de los detalles pero precisaba que se había elegido un lugar central sobre la base de una favorable combinación de recursos magnéticos, energéticos y agrícolas. Se eligieron posiciones segundarias en otros continentes y, a él, lo asignaron a una posición intermedia, en un conjunto de islas que deberían "terraformar" artificialmente y transformar el principal punto de comunicación entre el este y el oeste: Atlantex.

"Esta ciudad quedaría reservada en exclusiva a los omyxianos y sería la central de comunicaciones entre las bases de todos los continentes y de los otros planetas así como de Shingi (Tierra) con Omyx cuando el principal navío interestelar su hubiese marchado. Es donde fueron escritas y conservadas estas crónicas, para las generaciones futuras." concluía el relato traducido por los expertos.

4/1/11

Colonización 2.2.

Esta nueva nave tenía forma elíptica y su eje más largo era un cilindro en que se producía el impulso lumínico, en torno del cual se encontraban los electroimanes que generaban el campo antigravitatorio. En la mitad delantera del cilindro se generaba el rayo de luz coherente, en forma parecida a como se produce en un laser. En la mitad trasera se aceleraba y expulsaba este rayo, produciendo el efecto de propulsión por reacción. El rayo nunca podía ser dirigido en forma directa hacia un planeta a menos de cien mil kilómetros porque su intensidad volvería ciego a hombres y bestias. El despegue y el alejamiento inicial debía hacerse, por lo tanto, únicamente con el sistema antigravitatorio.

La nave, bautizada Naar-Ra, fue lanzada cuando el sistema solar de Omyx y el sistema Shamash estuvieron en "crestas de ola" a una distancia aceptable en la cuarta dimensión. El viaje demoró diez meses. La nave, invisible mientras se mantenía en la cuarta dimensión, se "materializó" en la tercera cuando llegó en la cercanía de las órbitas de los planetas gaseosos, según los datos del sistema de navegación basado en la exploración automática anterior. Se acercó así al planeta designado como Shamash-5, es decir el quinto contando a partir del sol, que nombraron Tiamat.
[ Éste es el planeta que sería destruido más tarde por una colisión espacial y formaría el "cinturón de asteróides". ]

La nave colonizadora, diseñada solamente para viajes espaciales, traía consigo naves de exploración y naves de carga antigravitacionales que podían bajar de la órbita, desplazarse en la atmósfera y aterrizar. Pero también tenía naves más pequeñas, diseñadas solamente para funcionar en la atmósfera, aunque debían ser ajustadas de acuerdo a las características de la atmósfera y de la atracción gravitaroria del planeta en el cual se ocuparían.

[ Estas descripciones y explicaciones técnicas estaban contenidas en uno de los micropuntos de la plaquita tinerfeña relativa a la colonización. Otro micropunto contenía una especie de diario de uno de los pasajeros, que traduciremos a continuación. ]

Cuando el viaje por la cuarta dimensión nos dejó a proximidad segura del sistema solar que nos habíamos fijado como meta, enviamos sondas automáticas a investigar sus diversos planetas. Al sol del sistema planetario descubierto le pusimos el nombre de Shamash. Estabamos cerca de la órbita de varios gigantes gaseosos, evidentemente sin interés para nosotros. En el interior de la órbita de éstos, encontramos cinco planetas menores que era necesario conocer mejor. Los dos más cercanos a Shamash eran decididamente inhabitables. Al tercer planeta, Shamash-3, que era el que tenía más agua, le pusimos por nombre Shugi ("lugar de descanso"). Al cuarto, Shamash-4, le pusimos Nerdal y al quinto, Shamash-5, le pusimos Tiamat.

El jefe máximo de la expedición, el dyaus* Piter, había sido elegido por el Concejo Científico y el Concejo Etico, lo cual le confería una autoridad que nadie habría podido contestar. Era a la vez ingeniero y filósofo. Pero, obviamente, no podía dominar todas las ciencias y tecnologías que sería necesario aplicar para colonizar varios planetas y generar -en uno o varios de ellos- una nueva civilización. Por lo tanto, era asistido por un "concejo colonial" integrado por otros doce dyaus, seis kentois [centauros] y seis nefilianos [nefilim], cada uno experto en una rama diferente del saber. Éstos, a su vez, contaban cada uno con "lugartenientes" igualmente instruidos, que formarían los concejos locales en los planetas donde se instalarían.

La orden era iniciar la colonización a partir del primer planeta exterior capaz de albergarnos y avanzar a medida que las bases estuviesen consolidadas. Se preveía que la oportunidad más prometedora estaba en Shamash-3, según los datos recogidos con anterioridad por las misiones automáticas, y el personal que podía liberarse después del establecimiento en Shamash-5 y Shamash-4 se quedaría por lo tanto luego en Shamash-3 para extender ahí nuestra presencia.

[* De la palabra sumeria "dyaus" provienen Zeus, Deus y Dios; y de dyaus-Piter, Jupiter; el sentido original de dyaus era más probablemente rey o jefe.
En sumerio, "dios" se decía "dingir". Veamos que nos dice Z.Sitchin al respecto:

"Echemos un vistazo al pictograma de «dioses» en sumerio. Esta palabra estaba compuesta por dos sílabas: DIN.GIR. Ya hemos visto lo que era el símbolo GIR: un cohete de dos fases con aletas. DIN, la primera sílaba, significaba «justo», «puro», «brillante». Al ponerlas juntas, por tanto, DIN.GIR, es decir, «dioses» o «seres divinos», transmitía el significado de: «los justos de los objetos en punta brillantes», o, de forma más explícita, «los puros de los cohetes ardientes».
El pictograma de din era éste: que nos trae fácilmente a la memoria al potente motor de un reactor que arroja llamas por la parte posterior, y con el extremo frontal desconcertantemente abierto. Pero el desconcierto se convierte en asombro cuando «deletreamos» dingir combinando los dos pictogramas. ¡La cola del gir con aletas encaja a la perfección con la abertura frontal del din! (Figuras 84 y 85 anexas)
El asombroso resultado es la imagen de una nave espacial propulsada por un cohete, con un módulo de aterrizaje atracado a la perfección -¡de la misma manera que el módulo lunar atracaba en la nave espacial Apolo 11." (El 12º planeta, p.90)
]