27/4/10

La conspiración 4.1.

Capítulo 4. Objetivos


Información de prensa
  • Diario "La Dernière Heure", 4 de septiembre.- "En reacción al artículos del diario "Le Soir" que lo acusaba de realizar actividades privadas remuneradas, el ministro de Energía, M.D., ha presentado su renuncia al ministerio, prefiriendo no dar pie a las polémicas. El ministro de Relaciones Exteriores opinó que, dada la renuncia, no debía iniciarse procedimiento disciplinario alguno. La diputada del PNI, Paula Darbée, por su parte, dijo que el retiro no exculpaba de las actividades ilegítimas realizadas por el ex-ministro. «Los ministros no pueden cumular funciones públicas y priuvadas» recordó."

    Diario "Le Soir", 5 de septiembre.- "Estamos choqueados por la sucesión de irregularidades que afectan a los personeros del PS y aún más por la actitud ultrajante del ministro de Relaciones, que pretende pasar por alto estos casos que solo contribuyen a enlodar la actividad política y provocan el rechazo de la población hacia esta indispensable actividad." comentó el presidente del MR. El PNI también hizo notar su disconformidad con las declaraciones del ministro de Relaciones y su reproche por las irregularidades, invitando al PS a una investigación interna y a un mea culpa público, según indicó el presidente del partido, Martin Daems."

En su última reunión con la célula del PNI de la cual formaba parte, Trompel fue abordado aparte por el delegado, cuando todos se retiraban.
- He comentado en el comité central las observaciones que ud ha hecho en materia de propaganda política. Ya habían notado sus artículos en La Dernière Heure y tienen mucho interés en hablar con ud. El señor Daems, nuestro presidente, me ha pedido que lo invite a almorzar mañana en el restorán del Hotel Lambermont, al lado de la catedral de San Miguel. ¿Está ud disponible?
- Será un placer -contestó el detective, que tenía obviamente mucho interés en conocer los miembros del "comité central" y en sondear sus objetivos.
- Le confirmaré su asistencia entonces. ¿A las doce y media?
- A las doce y media.
- Bien. ¡Hasta pronto!

Después de despedirse, se le ocurrió a Trompel que le convendría explorar si el partido tenía alguna presencia en Internet. Ya sabía que no tenía página web oficial y pensaba recomendar su creación. Pero, tanto para su encuesta como para una eventual discusión sobre ese tema, le sería útil investigar más la "realidad digital". Hizo una primera revisión esa misma noche, buscando los nombres que conocía: Martin Daems y Paula Darbée. No encontró ninguna referencia a Martin Daems pero sí que Paula Darbée tenía un perfil en la red social Facebook, con unos doscientos amigos. Copió la lista de éstos, para investigarlos más tarde. Como lo hacían generalmente los políticos, no era necesario solicitar la admisión como simpatizante o amigo para tener acceso al "muro" de Darbée donde se publican los mensajes del grupo. Así pudo observar que aparecían ahí numerosas declaraciones congruentes con los principios del PNI lo cual, obviamente, no le sorprendió. Sin embargo había también algunas alusiones de simpatizantes a los atentados contra "los burgueses y aristós", hechos que estas personas -sin duda amparadas por seudónimos- decían aprobar. La diputada contestaba en cada caso que su partido era pacifista y que se debía "realizar una revolución en libertad" para lograr un "sistema más igualitario". A ella, no se le podía reprochar nada. Pero, al parecer, el PNI también había atraído algunos violentistas. Decidió tratar de rastrear a éstos el día siguiente.

Al retormar esa investigación en la mañana, encontró las esperadas referencias al PNI en los diarios electrónicos belgas y también algunas un blog sobre política, pero no le aportaron nada nuevo ni enlaces a otros sitios. Decidió entonces abordar el tema desde otro ángulo y buscó las palabras "república belga" y encontró que existía un grupo de Facebook con ese nombre. Entró a la red social con el fin de acceder a ese grupo. Pudo ver que tenía un centenar de miembros. Como lo había hecho con Paula Darbée, copió los nombres y luego se suscribió al grupo. Esta vez tendría que esperar a que lo admitieran: la página de mensajes no era visible. Pero se puso a comparar los nombres con los de los amigos de Darbée y más de dos docenas coincidían. ¡Sería muy interesante comparar lo que escribían! Pero sería tarea para otro día, cuando le hubiesen admitido.

20/4/10

La conspiración 3.3.

El día siguiente, la sirvienta de Durand le entregó una licencia médica por una semana. Y le propuso enviarle su prima para reemplazarla, la cual -a decir de ella- tenía excelentes referencias y estaba disponible. Durand, feliz de no tener que buscar a otra persona o quedarse sin esa ayuda -lo cual pondría furiosa a su esposa- aceptó la oferta, sujeta por cierta a la verificación de las referencias.

Al otro día, a primera hora, se presentaba la "prima", enviada por la DST, que le mostró una carta de recomendación firmada por el primer ministro en persona y con timbre oficial. El banquero, que conocía muy bien la firma y el timbre, no se atrevió a llamar al ministro: sería sin duda mal visto dudar de esta manera de su firma y molestarlo por un asunto de tan poca importancia. Cuando volvió de su oficina, su teléfono estaba intervenido y micrófonos habían sido instalados por su nueva empleada en su living y su escritorio.

Ese día era un viernes. Día sagrado para los musulmanes, Ibn Sahlad, que se había quedado en Bruselas, se dirigió a la mezquita del Parque del Cincuentenario para la oración del mediodía. Esa mezquita había sido el pabellón de exposición de un país árabe en una exposición mundial que tuvo lugar en Bruselas a principios del Siglo XX. Había sido entregada a los musulmanes hace pocos años. Después de la oración y en compañía de varios otros asistentes, el príncipe cruzó el parque a pie y se dirigió hacia la calle Belliard, doblando luego en la calle Froissart. Ahí, en el número 33, tocó el timbre de la puerta de un pequeño restorán argelino, cerrado ese día pero no para él y sus amigos. Algunos ya estaban adentro y otros llegaron poco después. Todos eran miembros o simpatizantes del PNI. Después de compartir un sencillo almuerzo, los comensales fueron dando cuenta de lo que había ocurrido en las células del partido. Mientras los que asistían, silenciosamente, a las reuniones de simpatizantes y curiosos señalaban de que no había novedades, los miembros del partido fueron resumiendo el tenor de lo discutido en las reuniones. Así su jefe se mantenía al tanto en forma directa y personal de lo que ocurría en la base del partido. Preguntó es especial por el avance en torno a propuestas legislativas inspiradas por la sharia, la ley musulmana. Él mismo había señalado a sus correligionarios qué preceptos debían ser sugeridos sin correr el riesgo de una reacción adversa.

Uno de los presentes preguntó cuando podían esperar la toma del poder. Ibn Sahlad le recordó como funcionaba la democracia belga y la fecha de las elecciones.
- En las elecciones regionales confiamos en obtener la mayor votación, pero ésto no nos da el poder: tendremos que formar alianza con otro partido o varios. Luego haremos campaña para las elecciones federales. Es casi seguro que las ganaremos y, una vez que el PNI forme gobierno, se proclamará la república y echaremos del gobierno a los infieles.

Se multiplicaron los aplausos y luego, en pequeños grupos, se fueron despidiendo.

Unos días más tarde, Trompel volvía a rendir su informe sobre su visita a la ACEC. El policía-periodista algo sabía de computación y su informe fue lapidario: la seguridad sería máxima una vez que las máquinas estuviesen instaladas y no habría forma de falsificar los registros a posteriori: se habían dispuesto todas las precauciones y controles posibles. Pero hasta que el software estuviera instalado en las máquinas ¿quién aseguraba que no se introdujera algún gusano que alteraría los registros? ¡Sólo los programadores a cargo y el o los supervisores! Una buena programación, incluso, haría que la alteración fuese invisible en todas las pruebas previas. Para una total seguridad, el programa-padre debería ser revisado por un ingeniero informático de la policía y conservado por ésta hasta su instalación -bajo total control- en las máquinas. E impedir que se conecten en red hasta la hora de la transferencia de los totales de cada una, hora que debería ser mantenida en secreto igual que la dirección del servidor-receptor central. A posteriori se podrá recoger manualmente, máquina por máquina, los resultados y cotejar con lo recibido por el servidor central, para descartar cualquier interferencia en la etapa de transmisión por red, que seguía siendo el eslabón más débil, después de la producción e instalación del software.

Trompel preparó también una versión más superficial y de más fácil lectura para el público de La Dernière Heure, pero no fue publicada sino hasta una fecha más cercana a las elecciones, cuando se dió a conocer en qué locales se pondrían las primeras máquinas.

13/4/10

La conspiración 3.2.

La consulta al registro de vehículos permitió identificar de inmediato a Bertrand, Verstappen y Walckiers. La limusina era arrendada. Hubo que enviar un agente a revisar los registros. Supieron entonces que la había utilizado el jeque Ismael Ibn Sahlad, el cual la había abordado en el aeropuerto de Zaventhem algunas horas antes. Después de la reunión, lo había ido a dejar en el hotel Lambermont, donde ocupaba una suite. La DST reunió inmediatamente información acerca de este personaje y envió luego copia de todo a Servais.

Servais se puso a estudiar estos datos junto con Trompel.
- Ibn Sahlad es primo del sultán de Mashad, un pequeño -y rico- estado del Golfo Pérsico. Su riqueza proviene de un par de pozos de petróleo. Tiene una pequeña mansión cerca de Montreux, en el bordo del lago Leman, en Suiza, donde pasa la mayor parte del tiempo. Y un pequeño jet privado, un LearJet 35, que cuesta solamente 2,5 millones de dólares, nada ostentoso para un jeque petrolero. Y, lo que es más importante para nosotros, paga aquí a los nuevos imanes hasta que sean reconocidos y pagados por el gobierno como ministros de culto. 
- Y no me digas que, para ésto, utiliza el banco Lambermont.
- Exacto. Tenemos aquí una relación. Pero, sin duda, debe haber otra. ¿Qué hace un pequeño príncipe árabe junto con un ex-general retirado de una empresa de armamentos, con un banquero, otro financista, un ingeniero y el presidente de un pequeño partido que pretende deshacerse de los capitalistas.
- ¿Ese Bertrand tuvo algo que ver con el affaire de las coimas por la venta de los helicópteros italianos Agusta a nuestra Fuerza Aérea? -preguntó Trompel.
- Es posible pero no se ha podido probar nada. En realidad, asumió como administrador suplente por unas pocas semanas cuando se suicidó el administrador en ejercicio, al destaparse el escándalo. Pero luego renunció y se acogió a jubilación.  
- ¿Habrá estado mezclado con el asesinato del presidente del Partido Socialista?
- Ya sabes que las coimas fueron a parar a este partido. Pero él no era miembro del partido y no se encontró ningún indicio de que tuviera algo que ver por lo que su renuncia sigue siendo muy extraña.
- Y ahora brega por el "poder popular", junto con tres grandes capitalistas. Es de lo más extraño. Y lo es más aún la presencia de Ibn Sahlad en esta reunión. Aunque puede estar relacionada con estos árabes que he visto en las reuniones. ¿Y qué haría ahí este ingeniero de ACEC?
- Ésto también preocupa ahora a la DST, porque ACEC es quien entregará las máquinas para las votaciones electrónicas. Tendremos que investigarlo cuidadosamente. La DST se ocupará del árabe y se las arreglará para colocar micrófonos en la casa de Bertrand y de intervenir su teléfono. Nosotros no podemos hacer ésto sin orden judicial, pero ellos sí. Verstappen deberá ser investigado por nuestros colegas flamencos.
- Hay algo más que me llama la atención, jefe. Durand no sólo es presidente del Banco Lambermont sino también dueño del hotel del mismo nombre, el hotel donde se aloja Ibn Sahlad ... pero también de donde dispararon al cardenal.
- Tienes razón. Ésto puede ser más que una curiosa coincidencia. Voy a retomar la investigación de este atentado. Tú no puedes encuestar ahí. Enviaré a Rémi. Que repase todo, que vuelva a interrogar a todo el personal. Mientras tanto, por qué no revisas los informes que ya tenemos sobre el personal: quizás encuentres alguna otra coincidencia. Luego podrías hacer un reportaje sobre las máquinas de votación. Podrías entrevistar a Walckiers y así fisgonear en lo que hace o podría hacer para el PNI.
- Me parece una buena idea. No sospecharán nada. Y quizás logre que Walckiers hable de política. Podría descubrirse sin querer. Después de revisar las fichas del personal del hotel, visitaré la ACEC para reportear lo de las máquinas de votación.

De vuelta en su oficina con la lista del personal del hotel Lambermont, Trompel se puso a estudiar, uno a uno, los curriculums. Finalmente separó dos de ellos. El jefe de seguridad y su adjunto tenían antecedentes militares. Nadie más. El adjunto, incluso, había pertenecido a las fuerzas especiales. Ambos sabrían usar un Kalashnikov. ¿Habrían tenido relación con Bertrand, el general retirado? Sería útil poder comparar las destinaciones de ambos en el ejército. Pero esta información debía ser solicitada por conducto regular, a través de las jefaturas. Tomaría tiempo.

Luego llamó a las oficinas de ACEC y pidió hablar con la relacionadora pública. Se presentó como periodista de La Denière Heure y explicó que quería hacer un reportaje sobre los sistemas de votación electrónica que se planeaba probar en las próximas elecciones. La relacionadora le hizo esperar unos minutos y luego le informó que el señor Walckiers, el gerente de informática, lo podía recibir dos días más tarde a las 11AM.

6/4/10

La conspiración 3.1.

Capítulo 3. Conspiradores


  • Información de prensa

    Bruselas, 3 de agosto. (Agencia BELGA) - El conde Maurice de Bornival ha sido asesinado poco después de salir de su domicilio en Uccle en su automóvil, el que fue destruído por una bomba que había sido colocado debajo del vehículo y se cree que se hizo estallar a control remoto.

El agente de la Seguridad, Louis Vermeulen, había sido asignado a la vigilancia de Martin Daems, el presidente del PNI. Su turno empezaba cuando Daems salía de su oficina en el edificio donde ACEC, la fábrica belga de electrónica, tenía su sede capitalina. La mayoría de las veces lo seguía hasta las oficinas del partido y luego a su domicilio, o a una que otra reunión de alguna célula del partido, tanto en Bruselas como en provincia. Pero ese día tomó una dirección imprevista: en su Fiat, se dirigió hacia la avenida de Tervueren y, después de pasar el square Montgomery, en la primera cuadra, dobló bruscamente a la derecha, entrando en una gran propiedad privada. El agente la reconoció de inmediato: era la residencia de Julien Durand, el presidente del Banco Lambermont. Como no se podía estacionar en la avenida, siguió hasta la primera bocacalle donde dobló y se estacionó. Luego volvió a pie hasta la avenida y, para poder observar, la cruzó y se instaló bajo el pórtico de una propiedad que parecía desocupada, casi al frente de la mansión de Durand. Sacó los pequeños prismáticos que llevaba en el bolsillo y se puso a vigilar la entrada. 

A los pocos minutos llegó una limusina que entró y se estacionó fuera de la vista. Pero había alcanzado a leer la matrícula y la anotó de inmediato. Luego llegó un BMW y luego un Mercedes, de los cuales también registró la matrícula. Autos de lujo: era una reunión de magnates. ¿Pero qué podían hacer con el presidente del PNI? ¿No prentendía el PNI quitar el poder de "los capitalistas"?

Adentro estaban ahora reunidos Durand y Daems con el general(R) Léon Bertrand, ex-director de SABCA, una empresa de armamentos ligada al ejército belga, Oskaar Verstappen, presidente de la Compañía Marítima Belgamar, André Walckiers, gerente de la División Informática de ACEC, la fábrica de electrónica, e Ismael Ibn Sahlad, primo del sultán de Mashad, un pequeño -y rico- estado del Golfo Pérsico.

- Nuestros planos están avanzando como programado, en lo que se refiere a la cobertura del Partido -declaró Daems, después de saludar al último llegado-. Ya tenemos unos tres mil miembros y otros tantos simpatizantes asisten regularmente a reuniones. Las reacciones a nuestras primeras acciones de propaganda también han sido bastante favorables, como han podido apreciar.
- En Flandes avanzamos del mismo modo -dijo Verstappen-. El "Nieuwe Vrijheid" ('Nueva Libertad') no ha podido obtener un diputado pero estuvo muy cerca y sigue ganando adeptos.
- La manifestación contra el rey no fue lo que esperábamos -objetó Betrand, que parecía bastante enojado-. Todo lo interesante pasó en una calle lateral donde no había nadie. Si no fuera por el artículo de La Dernière Heure, nadie se habría enterado. Y dió más bien para la risa. ¡Esa no es manera de conseguir más atención!
- No sabíamos que la gendarmería sacaría los autos estacionados -respondió Daems-. Al parecer fue una decisión de última hora, como lo de llevar los autos oficiales al interior del parque. Nuestro soplón en la policía no estaba al tanto.
- ¿Y qué hay del atentado al cardenal? -preguntó Ibn Sahlad-. No he visto las reacciones: acabo de llegar de mi villa en el lago Leman.
- Obviamente creció el resentimiento contra los árabes en una parte de la población- dijo Daems-. Y los inmigrantes han llegado en masa a pedir apoyo al partido. Estamos reforzando nuestra propaganda anti-discriminación y denunciando que se trata, sin duda, de una imputación injusta atribuible a los partidos racistas.
- No sé si esta táctica habrá sido la más adecuada -dijo Verstappen-. Ya les hice ver mi desacuerdo desde el principio.
- Pero conseguiremos que la prensa refuerce los rumores que apuntan al Frente Nacional, los racistas más duros del país. Pueden confiar en mi gente -respondió Daems-. Sembramos las pistas adecuadas.
- ¿De qué pistas habla? -se inquietó Walckiers-. ¿No habíamos convenido en que no habría ninguna pista en el hotel?
- ¡Hay, hombre, no hablo de pistas físicas del atentado!
- ¡Pueden estar seguros de que no las habrá! -saltó Durand, dueño del hotel Lambermont-. El tirador es guardia de seguridad del hotel y trabaja ahí desde hace años. Ha sido comando de las Fuerzas Especiales y es de confianza de Bertrand. Sabe hacer su trabajo y tomó todas las precauciones. Oficialmente estaba revisando el piso superior y no vió a ningún extraño.
- Espero que así sea -contestó Walckiers-. Pero quiero saber de qué pistas habla Daems.
- ¡Ya leerás los diarios! No es el momento de entrar en detalles. Lo hemos discutido en la pasada reunión. Mal por tí si no estuviste.
- ¡No empecemos a discutir por tonteras! ¡No es el momento! -intervino Bertrand-. Veamos lo que sigue.

Siguieron hablando de sus planes a futuro, especialmente de la propaganda para las próximas elecciones y luego dieron por concluida la cita. Pero algunos conspiradores dejaron que dos de sus compañeros se fuesen primero, aunque les dieron la impresión de que los seguían para subirse a sus vehículos. Cuando los autos de Ibn Sahlad y de Walckiers hubiesen desaparecido, volvieron adentro.
- Ahora que nuestros indeseables socios se han ido, podemos hablar de cosas más importantes -dijo Durand.
- Indeseables pero indispensables -completó Bertrand.
- Lamentablemente -finalizó Verstappen.

Hubo una nueva discusión que duró aproximadamente media hora. Afuera, el agente Vermeulen vió salir los dos primeros automóviles y se extrañó de haber tenido que esperar tanto a que salieran los otros. Esta diferencia le llamó la atención y marcó en su lista de placas mineralógicas los números de los vehículos que habían salido primero. Finalmente salieron los otros y vió que había uno que no estaba en su lista. Sin duda debía haber llegado antes de Daems y, por ello, no lo había visto. Su misión, por esa noche, había terminado. A primera hora del día siguiente rendiría su informe y sus jefes decidirían los nuevos pasos a seguir.